Olga García, la futbolista que golea con los pies y con las manos
La futbolista del Dux Logroño es también una virtuosa goleadora en la Play con el FC24
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
El día que consigan, que no es difícil, el móvil de Olga García, entenderán por qué es, en estos momentos, una de las mujeres más felices de la Tierra. Ese día comprenderán por qué, durante unos años, ha tirado su agenda al mar y no tiene ni horas, ni días, ni semanas, para programar nada.
Hace lo que puede y más, pero lo que más hace o para lo que se reserva minutos, si hace falta, ni siquiera horas, es para contemplar, simplemente contemplar, a esas dos preciosidades de dos meses, que, junto a su pareja, Carla Suárez, tienen en casa.
Ona y Noa, Noa y Ona, que aparecen graciosísimas en la foto del Whatsapp de esta doble estrella del fútbol femenino (sí, sí, ella también se volvió loca el domingo: «¡Loca, loca, porque no sé si volveremos a verlo en la vida! ¡Estuvieron enormes, portentosas!»), tanto en su faceta futbolística (¡ojito! 34 veces internacional, tres Ligas y cuatro Copas) como en su versión de reina del fútbol on line, delantera y goleadora tanto con los pies, en el Dux Logroño, de Segunda División, como con las manos a los mandos jugando al FC24, son la alegría de la casa. «Y, encima, son buenísimas, ya ves, ni un ruido, ni un llanto, ni una protesta mientras hablamos». Cierto, vaya que sí.
Quién sabe, igual cuando crezcan Olga se verá obligada a poner en manos de Ona y Noa algún artilugio entretenedor, como el que ideó su padre, Luis Javier, entonces comisario de la Policía de Mataró, mientras la llevaba, casi cada día, de Dosrius (Maresme) a La Masia para que se entrenase, ya como gran promesa del fútbol con botas.
Y es que Olga empezó a jugar al mismo tiempo, de muy niña, al fútbol on line y al fútbol real. Su padre le enchufaba la PSP en el coche para que se entretuviese en el trayecto de 45 minutos (al volver, jugaba menos, pues estaba rendida) hasta la Joan Gamper.
En los dos juegos era tremendamente competitiva. Es más, era la reina (también) a la hora de romper mandos, dada su frustración por no marcar, por perder (virtualmente). Rompió tantos mandos (originales, auténticos) que la policía, que, como se sabe, no es tonta, tuvo que comprarle un mando en los chinos. ¡Menudo cabreo, señores! No había manera de cogerle el tacto. Venga a apretar y apretar. Y, claro, Olga perdió la precisión con esa porquería de mando.
«Así valorarás lo que valen las cosas». Y funcionó. Olga García es una estrella de los dos mundos del balón. No hay quien le tosa, ni sobre el césped ni sentada en el sofá. Esos pies bailan con idéntica sonoridad, elegancia y eficacia que las veloces y virtuosas yemas de sus dedos. Es más, ha logrado mimetizar ambos juegos. ¿Cómo? Pues muy sencillo, tal y como le pide su sobrina, la tieta celebra sus goles sobre el césped de Logroño (o cualquier otro campo de España) copiando las celebraciones del FC24.
Ella cree que ser futbolista de verdad le permite, a través del revolucionario FC24, aplicar tácticas, estrategias, jugadas, sistemas que ha aprendido en el Dux Logroño. Puede que por eso, no hace mucho, derrotase por goleada («le marqué cuatro goles en un periquete») al popular Kiko Rivera, que se conectó con su Play a la nube, creyendo que se iba a merendar a Olga y salió trasquilado, con risas, con muchas risas, pero apalizado.
Eso sí, Olga comenta que, en el mundo del fútbol real no hay mucha afición a la Play, o no como para competir a su nivel, pues ella juega con jugadores del mundo entero hasta 30 partidos cada fin de semana aunque, cuando juegan fuera con el equipo real, apenas puede jugar con la Play.
Luis Javier, el papá más orgulloso del mundo, jamás pensó, desde luego, que aquella niña iba a convertirse en la embajadora, en la imagen, en una de las propulsoras de EA Sports para promocionar el videojuego FIFA FC24. Mamá Montserrat y Patricia, higienista dental, hermana de Olga, se parten de risa cuando recuerdan la imagen de aquella niña, en el asiento trasero del coche de papá, marcando goles por la escuadra, mientras lanzaba su puño al aire.
No, no nos hemos olvidado de hablar del gran triunfo de las chicas en Sídney, ni tampoco del inadecuado beso del presidente Luis Rubiales a Jenni Hermoso. «Ha sido una gran conquista y me duele el alma que un incidente tan desagradable e impensable en pleno 2023, tape, de alguna manera, una conquista tan enorme. Es evidente que tenemos que seguir luchando por nuestros derechos. Se ha mejorado, pero queda mucho. Demasiado».
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