Medio ambiente

Minimizar los residuos

En Catalunya se calcula que producimos 500 kilos de desechos por persona al año

Proliferación de residuos, una de las consecuencias del consumismo

Proliferación de residuos, una de las consecuencias del consumismo / Greenpeace

Pere Puigdomènech

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En todas nuestras actividades acabamos generando algún tipo de residuos. En nuestra respiración producimos dióxido de carbono, producto de la transformación de la energía en nuestro organismo. Nuestra alimentación y nuestro metabolismo genera residuos que eliminamos en forma de orina o heces. Y en nuestras actividades terminamos produciendo una enorme cantidad de productos que queremos eliminar. Los evaluamos en Catalunya en casi 500 kilos al año por persona, cantidad que crece. Hay residuos de todo tipo que acaban afectando al medio ambiente.

Hay residuos que resulta muy difícil evitar. Son, por ejemplo, los que producimos por nuestra alimentación. Parte de la fruta y la verdura que consumimos no la podemos comer, así como partes de los animales que consumimos. Ahora que queremos comer fresco y poco procesado, el volumen de residuos que llamamos 'orgánicos' crece de forma considerable. Lo que podemos hacer es que se conviertan en material que utilizamos como nutriente de las plantas que cultivamos. Otro tipo de residuo orgánico es el que producen las plantas de depuración de las aguas a las que van a parar los restos de nuestro metabolismo y el de los animales que conviven con nosotros.

Existen materiales que tratamos de minimizar su presencia en los residuos. Un buen ejemplo son los metales. Utilizamos cantidades importantes de metales como hierro, aluminio y cobre que es necesario extraer minas y cuyas reservas no son infinitas, pero se pueden reciclar y de hecho ya lo hacemos. Más del 40% del hierro mundial procede de restos de la construcción o vehículos viejos, por ejemplo. O el aluminio, que un 60% procede del reciclaje. Un metal como el plomo, cuyo uso es decreciente, ya prácticamente procede todo del reciclaje. Pero todavía no reciclamos casi nada de sustancias como las tierras raras que utilizamos en los aparatos electrónicos y que son productos estratégicos. Para volver a utilizarlos habría que montar sistemas de reciclaje que no están todavía disponibles.

Existen otros materiales como el papel, que ya hemos aprendido a reciclar. La ropa produce enormes cantidades de residuos. Su reutilización no compensa a los fabricantes de textiles muy ligados a industrias de moda. Todos sabemos que tenemos un gran problema con los plásticos. Muchos de ellos no pueden reciclarse, en parte debido a que son sustancias nuevas en nuestro planeta y no existen organismos que pueden vivir de ellos. Para hacerlos desaparecer solo tenemos la posibilidad de quemarlos.

Una economía, e incluso una sociedad humana, sin residuos es probablemente imposible. Lo que no podemos hacer es agolpar los residuos en lugares que quisiéramos olvidar, y aún peor tirarlos a la tierra y las aguas de forma descontrolada. Hacerlo así termina siendo un problema para el territorio y nuestra vida. Controlar su producción y su desaparición es un reto que es necesario tratar de resolver. Que nos lo recuerden las instancias europeas es signo de su buen funcionamiento.

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