Diálogo ganador, diálogo perdedor
La pérdida de votos de ERC no es culpa del diálogo sino de la impostura respecto de la agenda real de las conversaciones
Jordi Mercader
Periodista.
El PSC ha ganado las elecciones siendo el campeón del diálogo como fórmula para intentar resolver el conflicto político catalán y, en cambio, ERC ha sufrido un serio revés habiendo hecho del diálogo con el gobierno del Estado su hecho diferencial respecto de Junts y su apuesta para lograr lo que está fuera del alcance del Parlament. La aparente contradicción sobre los efectos electorales del diálogo se afianza al considerar que Sumar En Comú, defensores del mismo, han mantenido sus diputados convirtiéndose en segunda fuerza electoral catalana, mientras que Junts ha perdido un diputado siendo como son críticos con el diálogo y el PP ha subido cuatro, a pesar de ser negacionistas de la bondad del ejercicio de hablar.
El electorado catalán será paradójico, pero también suficientemente pragmático y perspicaz para reconocer lo que es el diálogo. PSC y Sumar En Comú proponen un diálogo creíble que respeta los márgenes de la realidad constitucional, lo que ofrece a la negociación un horizonte poco épico y muy complejo, siendo percibido como una propuesta sincera y viable. ERC ha convertido al diálogo en un sucedáneo de pócima mágica con la que pretende hacer perder el norte al Gobierno constitucional de España y enredar a sus votantes por no admitir los limites políticos del diálogo que formalmente aceptan.
La pérdida de votos de ERC no es culpa del diálogo sino de la impostura respecto de la agenda real de las conversaciones. A los republicanos les está pasando factura su increíble tesis de que negociando se obtendrá lo que Pedro Sánchez no puede conceder sin vulnerar la legislación vigente y difícilmente modificable, vista la correlación de fuerzas existente en el Congreso. Una parte de sus votantes se quedaron en casa por desconfiar de la vía negociadora y otros abrazaron el voto útil del PSC por no creer en la versión republicana del diálogo. Habrá que ver cómo reaccionan los republicanos a esta segunda derrota electoral en menos de dos meses. El revés infligido al principal argumento político de su Gobierno minoritario de la Generalitat sitúa su continuidad como un elemento más de las inminentes conversaciones con los socialistas.
A Junts no le fue mucho mejor con su resistencia a negociar, aunque el sistema parlamentario tiene sus jugarretas y ahora aparecen como decisivos para la reedición del Gobierno de izquierdas. Ya han hecho saber que, para ellos, no se trata de pactar la gobernación de España sino de lograr el cumplimiento de sus desiderátums. Sin embargo, Pedro Sánchez no es Papá Noel, ni siquiera es Adolfo Suárez maniobrando sin red ni Constitución en los años creativos del retorno de Josep Tarradellas. No se puede dudar de que Junts son muy capaces de votar junto a Vox y el PP de no obtener lo que pidan (sea lo que vaya a ser, realmente) aunque tampoco va a sorprender a nadie que el PSOE prefiera una repetición de las elecciones antes de ceder más de lo soportable a los independentistas o de adentrarse en el pantano de la gran coalición.
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