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Ganó el 'pedrismo' en ausencia de Feijóo

El debate a tres en RTVE.

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Albert Sáez

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El debate a tres permitió ver la esencia del 'pedrismo', el constructo que han creado los alquimistas de la Moncloa para intentar aprovechar la fuerza del antisanchismo en beneficio propio. Esta operación funcionó muy bien en la última semana de la precampaña y en la primera semana de campaña. Y pinchó tras el cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. El momento de soberbia del candidato del PP ante Silvia Intxaurrondo, la resurrección del fantasma de Marcial Dorado y el debate con Abascal de este miércoles parecen haber dado una útima oportunidad al 'pedrismo'. En cuatro días sabremos si Feijóo se equivocó con su ausencia del debate. De momento, los articulistas de EL PERIODICO han dado por ganador a Sánchez como la semana pasada proclamaron la victoria de Feijóo.

El 'pedrismo' se construye contra Abascal y de la mano de Yolanda Díaz. Es una invocación imperfecta a la España roja de toda la vida que poco tiene que ver con el felipismo y que desborda por la izquierda lo que representó Zapatero aunque sea uno de sus mejores valedores de la mano de 'los migueles'. El 'pedrismo' tiene una raíz socialdemócrata pero se expresa como una especie de populismo de baja intensidad, más próximo al paternalismo que al 15M. Su máxima expresión la vimos en aquellas ruedas de prensa interminables de Sánchez durante el confinamiento. Es bienintencionado, pero excesivamente azucarado. Tanto que llega a ser altivo. El 'pedrismo' es a la vez adversario de Abascal y aliado de Úrsula von der Leyen, enemigo íntimo de Pablo Iglesias y 'cuchipandi' de Yolanda Díaz, en el debate simplemente "Yolanda", la compañera de "Pedro" frente al "señor Abascal" y al ausente Feijóo. El 'pedrismo' funciona cuando soslaya al líder del PP. El 'pedrismo' es, definitivamente, la última reinvención de sí mismo protagonizada por Pedro Sánchez. Y como siempre, su ambición se acaba en sí mismo porque la finalidad última del 'pedrismo' es bloquear la situación para forzar una repetición y volverlo a intentar. Veremos si tiene vigor suficiente para conseguirlo, incluso cuando Feijóo no comparece. 

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