Elecciones con jubilación

La propuesta de pasar página, como propone Salvador Illa, implica también el retiro de los protagonistas de lo que ha sucedido en Catalunya desde 2012. A Artur Mas ya lo jubiló la CUP cuando se negó a investirlo a finales de 2015. Con su famoso “pas al costat” ratificó que su liderazgo al frente de CDC concluía en un sonoro fracaso, primero con el fin del mundo de CiU, y finalmente de su propio partido. A Mas le tomó el relevo 'in extremis' Carles Puigdemont, separatista de primera hora, que este fin de semana se enfrenta a su probable jubilación, un propósito que él mismo ha expresado en caso de no ser “restituido” en la presidencia de la Generalitat. Lo tiene difícil porque ERC es lo último que haría, y la posible irrupción de Aliança Catalana hace mucho más improbable una suma de partidos independentistas. Tras el 12 de mayo habrá que analizar de dónde le han venido los votos a Silvia Orriols, e igual concluiremos que se ha nutrido de jóvenes de la Catalunya interior que cuando el 'procés' eran adolescentes, vivieron intensamente esos años, pero solo han conocido la frustración de una promesa, mientras en la última década la población extranjera en sus comarcas no ha hecho más que aumentar. El crecimiento de Vox también fue una reacción, en clave españolista, al desafío separatista, así que la herencia que nos dejan sus protagonistas no puede ser peor.

Si Illa es president, Puigdemont se jubila de la primera línea política, y la pregunta en paralelo es ¿qué hará Oriol Junqueras? Se hizo con la presidencia de ERC en 2011 y recorrió todos los pueblos prometiendo la independencia con 68 diputados. Su responsabilidad en el fracaso del 'procés' es enorme hasta el punto de que exlendakari Iñigo Urkullu declaró en el juicio ante el TS que “Junqueras representa lo peor de la política”. No hubo secesión, pero ERC logró hacerse en 2021 con la presidencia de la Generalitat, que ahora perderá con toda seguridad, repitiendo una estela de malos resultados tanto en las municipales como en las generales. Quiera o no, antes o después, Junqueras seguirá el camino de Mas y Puigdemont. 

Suscríbete para seguir leyendo