La espiral de la libreta
Olga Merino

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Periodista y escritora

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John Berger, un marxista de fábrica

Sobre la exposición ‘Rojo permanente’, un artista capital en La Virreina

Trabajadores emigrantes salen del centro de recepción y se dirigen a la ciudad, en Ginebra

Trabajadores emigrantes salen del centro de recepción y se dirigen a la ciudad, en Ginebra / Jean Mohr/Collection Photo Elysée

En el cuadro ‘Trigal con cuervos’, que Vincent van Gogh pintó en Auvers-sur-Oise en 1890, una bandada de pájaros negros sobrevuela un mar de espigas mecidas por la brisa bajo un cielo tormentoso. El amarillo contrasta vivamente con los azules marino y ceniza. La pincelada, como acostumbraba, gruesa, múltiple, con empaste. Se trata de una obra bellísima y profunda, pero nunca más vuelves a contemplarla de la misma forma una vez sabes que fue la última que ejecutó Van Gogh antes de suicidarse, disparándose en el pecho con un revólver. «La significación de una imagen cambia en función de lo que uno ve a su lado o inmediatamente después». Una servidora se enteró gracias al británico John Berger y a su ‘Ways of seeing’ (1972), un ensayo que arrancó como serie documental en la BBC y revolucionó justo eso, los modos de ver. Berger introdujo el concepto de «mirada masculina» en el análisis del arte, la del espectador-propietario que observa. Nos enseñó a descodificar mensajes ocultos.

La brillantez y el éxito de ‘Modos de ver’, traducido a 38 idiomas, tal vez soslayaron otras facetas de un artista gigante, sobre todo su itinerario, su coherencia política, su genealogía ideológica que ahora reivindica una exposición en La Virreina de Barcelona, comisariada por Valentín Roma, escritor y doctor en Historia del Arte y Filosofía. ‘Permanent red’ (‘Rojo permanente’) toma el título de un ensayo homónimo de 1960, donde Berger reunió las críticas de arte publicadas en la revista marxista ‘New Statesman’, con la que colaboró durante más de una década. Pretendía zarandear el gusto burgués, fosilizado y cronológico.

Con todo, el relato ideológico de Berger, fallecido en París en 2017, no tiene nada que ver con Mayo del 68 ni con el marxismo académico de Susan Sontag. Nunca militó en el Partido Comunista; rezaba a los muertos. El suyo es un marxismo sin dogmas, de cantina, fábrica y martillo pilón.

EMIGRANTES A SUIZA

La muestra incluye 60 dibujos y ‘collages’ de su autoría, así como algunas de las fotografías que hizo Jean Mohr para el libro crónica ‘Un séptimo hombre’ (1975), uno de los primeros estudios sociológicos sobre las migraciones tras la segunda guerra mundial. Ambos recorrieron Europa para cotejar las condiciones en que vivían los trabajadores emigrantes, a menudo hombres y mujeres solos, sin vínculo alguno con el entorno o el idioma. En las revisiones médicas, a los turcos les examinaban, con perdón, hasta los testículos. En una imagen, un obrero español viaja rumbo a Ginebra en el pasillo del tren, las manos entre las piernas, la mirada asustada y a la vez abierta.

Merece la pena la visita. Sobre todo ahora en que todos estamos expuestos a los márgenes del mundo.     

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