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Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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El desafío de Wagner a Putin: ¿Puede ser la segunda potencia nuclear un estado fallido?

Mercenarios del grupo Wagner en Rostov

Mercenarios del grupo Wagner en Rostov / STRINGER / REUTERS

Con las noticias que llegan este fin de semana de Rusia conviene no confundir los deseos con la realidad. Soñamos con la posibilidad de que los mercenarios de Wagner sean la avanzadilla de un movimiento militar y político para acabar con Putin y poner fin a la invasión de Ucrania. Pero no. O todavía no. Lo cierto es que si escondemos el nombre de Rusia y les contamos que una fuerza paramilitar toma una base aérea de un país y luego arma una columna de blindados para dirigirse a la capital sin que el ejército pueda o quiera impedirlo, la mayoría de ustedes piensan que estamos hablando de uno de esos estados fallidos de África o de América Latina en los que la corrupción y la falta de recursos del Estado les impide el control efectivo del territorio y les deja al albur de cualquier movimiento revolucionario más o menos organizado y más o menos democrático.

La única incógnita en esta historia por ahora es llegar a saber si los de Wagner actuaron solos o contaban con algún tipo de apoyo explícito o implícito, interior o exterior. Si no tienen apoyos, estamos simplemente entre un ajuste de cuentas entre esta especie de ejército privado y el Ejército ruso. Pero si son la avanzadilla de alguien o de algo, Occidente deberá decidir en las próximas horas cómo trata este asunto y hasta qué punto se compromete con alguien que tenga la capacidad de derrocar a Putin sin tener la certeza de que lo que se haga con el poder sea mejor.

Todo esto no dejaría de ser un conflicto convencional si no tuviera lugar en el territorio de la segunda potencia nuclear del planeta. Llegados a este punto, las cosas se complican porque el descontrol sobre el arsenal nuclear ruso ya no tiene nada de asunto interno, especialmente cuando tenemos serias dudas sobre su estado de conservación. El sueño de la comunidad internacional de ver caer a Putin no debería dejarse en ningún caso en manos de unos mercenarios que reclaman munición para Ucrania. Es un despropósito. 

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