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Un torero en el mar Jónico

Vicente Barrera, de torero a vicepresidente del Consell.

Vicente Barrera, de torero a vicepresidente del Consell. / ARTURO IRANZO

La Moncloa está muy interesada en que solo pongamos la vista en Vox y sus pactos con el PP de Feijóo. Y la verdad es que colocar a un torero como vicepresidente de la Comunitat Valenciana resulta sumamente llamativo, un clickbait como la copa de un pino aunque sea impreso en papel. Este sábado, el PP recuperará el poder en casi dos centenares de municipios de la mano de Vox, sobre un total de 8.000 ayuntamientos en España. Pero el fenómeno es cualitativamente significativo. Vox no se está haciendo un hueco electoral principalmente por su nostalgia del franquismo, ni por sus conexiones con el trumpismo, sino por su alianza con el integrismo católico, que le da una red de comunicación al margen de los medios convencionales, y su discurso descaradamente negacionista en temas tan sensibles como la violencia contra las mujeres o el cambio climático. A Sánchez le gustaría un cordón sanitario que les dejara fuera de las instituciones, pero condiciona esta posibilidad a que el poder se lo quede el PSOE, y pedirle a un partido que renuncie al poder es una trampa saducea porque él mismo nunca ha renunciado cuando lo ha tenido al alcance como ha teorizado en su manual de resistencia.

Que Vox gobierne en Valencia es un problema para los derechos humanos que habrá que defender en los tribunales, europeos si hace falta. Que el PP acepte ciertos postulados negacionistas de Vox es un problema para su credibilidad dentro y fuera de España. Dos noticias de esta semana evidencian donde estamos. Europa necesita atraer inmigrantes por la caída en picado de la natalidad. El miedo al crecimiento de la ultraderecha hace que la UE no afronte de cara esa necesidad. Por postureo, se esgrimen políticas duras y se condena a los aspirantes a venir a embarcarse en las naves de las mafías como la que naufragó en el mar Jónico con unas 500 personas a bordo. La pregunta que hay que hacerle al vicepresidente torero es cómo piensa afrontar este reto porque ahora ya no tendrá suficiente con despotricar contra los progres del Botànic en la barra de un bar. Y resulta difícil de creer que un partido que gobierna Europa como el PP no sepa esto tan básico que Sánchez también parece ignorar.

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