Somos un país turístico

Hace unas semanas, el presidente de la Generalitat de Catalunya, el señor Pere Aragonès, presentaba públicamente el ‘Compromís Nacional per un Turisme Responsable’, un documento elaborado y consensuado a lo largo de los últimos meses desde los diferentes ámbitos empresariales, sociales y de la administración que trabajamos, implicados, por el buen desarrollo de la industria turística de nuestro país y para maximizar el retorno positivo hacia su entorno.

Su importancia para Catalunya es capital y se debe poner en valor y reconocerla. Tenemos que considerar este documento como un compromiso de país que nace con unas bases bien fundamentadas, gracias a las imprescindibles entidades e instituciones relevantes de toda índole que dan su apoyo -sociales, empresariales, académicas y públicas- las cuales deben ser garantía suficiente para propiciar su continuidad en el futuro. Es, a la vez, la hoja de ruta que guiará el desarrollo de esta actividad con visión de 20/30 años, permitiéndonos, de manera colectiva, concretar y desarrollar un nuevo modelo turístico en Catalunya más responsable, innovador, ambicioso y equilibrado territorialmente.

Y mirando a Europa. Hay que tener presente que, tarde o temprano, buena parte de los aspectos y retos que se recogen en el ‘Compromís’ serán abordados por la Comisión Europea. Este documento es, por lo tanto, el claro gesto de un país que pone las luces largas sobre cuestiones de índole global.

De todo ello, sin embargo, permitidme que quiera destacar un aspecto que para mí resulta fundamental. El ‘Compromís’ reconoce Catalunya, de manera constructiva y propositiva, como un país turístico. Este hecho, que puede parecer baladí para muchos, es una reafirmación del peso estratégico de esta industria para el conjunto del país y sus vertientes social, económica y cultural. Y es que, recordémoslo, tengámoslo muy presente y digámoslo con orgullo: somos un país turístico.

Y lo somos gracias a una industria turística y hotelera que tienen un peso y una influencia muy positiva en el dinamismo de Catalunya: generadora de actividad económica y entrada de divisas; cuidando de las personas que trabajan y forman parte, reteniendo, atrayendo e impulsando el talento, local y foráneo. Siendo, asimismo, palanca para el desarrollo de otros sectores económicos del país, en ámbitos tan diversos como la investigación, el deporte, la medicina, las nuevas tecnologías, la moda o la gastronomía, entre muchos otros.

Igualmente, ha sido una vía especialmente relevante para la preservación, el fomento y el conocimiento, en todo el mundo, de nuestra cultura, nuestra historia, nuestra arquitectura y nuestros productos de denominación de origen catalana. Sin olvidar el efecto amplificador que ha tenido de nuestra lengua, y del impulso dinamizador de nuestros recursos naturales.

Y somos conscientes de que los catalanes entienden y comparten plenamente esta realidad. Así lo recogía el Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat de Catalunya, que en su estudio del pasado 30 de agosto de 2022 informaba de que el 85% de las personas encuestadas considera que el turismo tiene un impacto social en nuestro país positivo o muy positivo, frente a un 7% que cree que tiene un impacto negativo o muy negativo.

En el decurso de los próximos meses y de los próximos años todos aquellos que nos hemos sumado a este ‘Compromís’, y los que estoy seguro que lo irán haciendo, tenemos la responsabilidad de llevarlo a buen puerto, manteniendo el alto grado de consenso logrado para su concreción y respetando el tono constructivo, realista y responsable que impregnan cada uno de los retos y objetivos fijados. Por delante tenemos la tarea de ir concretando e impulsando las acciones pertinentes que, con buen criterio, nos permitirán continuar siendo uno de los destinos turísticos más atractivos a nivel global y, a la vez, innovadores y responsables.