Fiasco

Las oposiciones peligrosas

Quién puede ser capaz de hacer una convocatoria de tanta gente sino el Govern. Parece sencillo entender que son las instituciones las que mejor lo pueden ejecutar. Y de no ser así, algo se está haciendo mal

Un grupo de aspirantes a las oposiciones de este sábado, esperando para poder entrar a hacer el exámen.

Un grupo de aspirantes a las oposiciones de este sábado, esperando para poder entrar a hacer el exámen. / ZOWY VOETEN

Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

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El president Pere Aragonès se lo dejó a Salvador Illa como hacían con Fernando VII. La frase ya no es popular. Hay que ser un 'boomer' para conocerla. Iba sobre el billar, una afición que este monarca tenía como obsesión. Le dejaban la bola para que el Rey embocara sin problema. Fácil. Igual que este fin de semana. El desastre en las oposiciones convocadas el pasado sábado se lo puso fácil al jefe de la oposición para que este afirmara sin ambages que un Gobierno que no puede gestionar una pruebas de oposición tampoco es el más indicado para gobernar un país. Chin-pan, chin-pun.

El fiasco ya se ha ganado el cese de la directora de la Funció Pública, Marta Martorell. Puede que no tuviera ninguna culpa directa, pero ella es quien firmaba el contrato con la empresa Cegos, una consultoría de Recursos Humanos que no supo gestionar los recursos.

¿Por qué externalizar?

Lo cierto es que resulta muy extraño que este tipo de tareas tan de la cosa pública sea trasladado a un empresa privada que ya erró en otra convocatoria no tan masificada. ¿Es habitual? Aquel sábado se presentaban 13.000 aspirantes. La razón de externalizarlo fue exactamente esa. Sin embargo, quién puede ser capaz de hacer una convocatoria de tanta gente sino el Govern. Parece sencillo entender que son las instituciones las que mejor lo pueden ejecutar. Y de no ser así, algo se está haciendo mal.

Eran muchos los aspirantes que pusieron un cero patatero a la Generalitat. Ese es un cero que los partidos de la oposición pueden utilizar. Illa ya lo hizo el fin de semana. Sin embargo, no apunta a que quiera insistir. Los equilibrios de pactos en Madrid marcan la forma de hacer política.

Pero el momento sería oportuno. Las vergüenzas son profundas. No saber organizar una masiva contratación pública delata errores en la organización.

La nueva convocatoria es un clamor entre los aspirantes a los que tampoco les ha llegado toda la información. Menuda torpeza y a pocos días de las municipales. Que ellos también votan.   

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