APUNTE

Lamine Yamal, el ascensor supersónico

Xavi observa el disparo de Lamine Yamal en el entrenamiento previo a la visita del Atlético al Camp Nou.

Xavi observa el disparo de Lamine Yamal en el entrenamiento previo a la visita del Atlético al Camp Nou. / FCBARCELONA

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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El ascensor más rápido del mundo está en China. El título lo ostentaba hasta hace poco la Torre de Shangai, pero ya ha sido superada por los elevadores del Guangzhou Finance Centre. Es una de esas competiciones infinitas como la de la altura de los rascacielos o la precocidad de los debutantes del fútbol base del Barça.

El ascensor que ha tomado Lamine Yamal para subir con 15 años hasta al primer equipo azulgrana tiene una velocidad similar a la que ascendería si visitara el rascacielos de Guangzhou, 100 plantas en 43 segundos. Y aunque al aficionado le encanta ver caras nuevas, le entusiasma que vengan de la cantera y se emociona ante un futuro prometedor, tanta celeridad no es siempre una buena noticia.

Entorno complicado

El joven maresmense es uno de esos futbolistas señalado por todos, de aquellos que no hace falta haber dado una patada a un bote en tu vida para ver que es especial. De hecho, si por Xavi fuera, seguramente ya habría disputado algún minuto en esta Liga. Pero son muchos los factores que rodean este posible debut.

Lamine Yamal tiene un entorno complicado, un comportamiento examinado bajo lupa que ya le ha supuesto más de un castigo y está pendiente de firmar este verano su primer contrato profesional. La intención del club es retenerlo, pero no es un detalle menor que haya dejado a Iván de la Peña –el mismo hombre que protege la carrera de Gavi— y haya fichado por Jorge Mendes. El portugués invierte a la espera siempre de retorno. Ante este contexto, que Lamine vea que el ascensor va tan rápido puede ser determinante para decantar la balanza. 

Otra cosa es el mensaje que envía el club al fútbol base. Este ascensor supersónico contribuye a disminuir la paciencia, cada vez menor, que requieren los periodos de formación. No todos los jugadores pueden subir peldaños a ritmo de Gavi ni parecería saludable tanta presión a edades tan tempranas, especialmente sobre un niño que nos acaba de demostrar su falta de madurez. Pero ya ven, el negocio no tiene tiempo para la calma.

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