Apunte

Acuerdo de claridad: o magia o realismo

La ocurrencia de Aragonès no es sino una vana pretensión de predicarse como mago ante el público de casa mientras no deja ni dejará de retroceder, mande quien mande, frente a Madrid

Pere Aragonès

Pere Aragonès / QUIQUE GARCÍA / EFE

Xavier Bru de Sala

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No cabe duda sobre la situación de callejón sin salida en la que se encuentra el independentismo. La conciencia de estar atrapados es lo único en que están de acuerdo: unos, otros y los que suspiran por un hay que ir más allá o más lejos. Hasta que el presidente Aragonès se ha descolgado con el acuerdo de claridad, la división entre ERC y Junts se explicaba por dos actitudes contrapuestas. Los de Junts apostaban por la resistencia, la persistencia y la insistencia, es decir, por la magia que debe convertir el cerrado callejón en avenida. Los de Esquerra preferían retroceder y, a la espera de una situación menos desfavorable que solo está claro que va para largo, gestionar el poder autonómico con la conciencia de que se encuentra bajo vigilancia y es por tanto inoperante a la hora de acercar la independencia pero quizá no tanto si se trata de alejarla aún más.

Ahora, parece que las tornas comienzan a cambiar. La ocurrencia de Aragonès no es sino la pretensión, una vana pretensión, de predicarse como mago ante el público de casa mientras no deja ni dejará de retroceder, mande quien mande, frente a Madrid. Incluso en literatura, el realismo mágico ha dejado de existir. Los tiempos y el contexto no dejan margen ni para que los franceses puedan detener a Macron y ya veremos si entre todos frenan a Putin. De modo que es fácil de prever cómo el cucurucho de prestigitador presidencial perjudicará en lugar de favorecer los intereses electorales de Esquerra. El acuerdo de claridad se traducirá en desprestigio, oscuridad y tinieblas para sus patrocinadores. Tanto si interpretamos que dicho y supuesto acuerdo sirve para acercar un referéndum como si sospechamos o aseguramos que consolida su inviabilidad. O realismo o magia, o recular o quedarse atascado en el fondo del callejón sin salida mientras se patrocina una salida inviable.

Por el lado de Junts, las tornas también cambiarán en relación directa con el éxito de Trias en las municipales. Si queda tan bien posicionado como esperan los realistas del bifronte partido, el viraje hacia el realismo está casi asegurado. ¿Puede que se reencuentren cobijándose en el periclitado realismo mágico? Puede, pero ni así sacarán nada bueno.

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