Análisis

La nueva senda china

El presidente chino, Xi Jinping.

El presidente chino, Xi Jinping. / DPA

Rafael Vilasanjuan

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Está anunciado que China se convertirá en la primera potencia económica mundial en algún momento de los próximos años. Ya está en el umbral de renta per cápita en los que el Banco Mundial sitúa a los países desarrollados, pero dependiendo de su grado de acierto y relaciones, antes de 2050 es muy probable que supere a la gran potencia americana. Con este pronóstico en el bolsillo, el presidente Xi Jinginp se hizo más fuerte en el último congreso de octubre y con él China afronta ahora la estrategia para hacer posible su lanzamiento no solo como potencia económica, sino también diplomática y estratégica.

Ese es el sentido de la propuesta de paz para Ucrania, un conflicto sistémico que afecta a todo el planeta ya sea por el precio de la energía o por la escasez de grano. Aunque por ahora no hay espacio para la paz, la propuesta de China no es banal ya que abre el diálogo y le sitúa en el centro de las relaciones internacionales para reposicionarse ante un eventual bloqueo americano por la batalla económica o un aumento de la tensión con Taiwán. Con la idea de mediar en el conflicto de Ucrania Xi Jinping, además de viajar a Rusia, ha abierto las puertas de su país a Olaf Scholz, Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, los principales líderes de la escena europea.

No es casual, China no solo está interesada en acercar a Europa a un posible acuerdo de paz futuro, también quiere lanzar una señal al mundo y en espacial a su rival EEUU. No es un giro radical, pero el país más poblado del mundo se abre más a la relación e intercambio entre sus ciudadanos y la economía del viejo continente en tiempos donde los intereses globales se están resituando. Para Europa podría ser un salvavidas en el caso de que la Casa Blanca sucumba de nuevo a la tiranía de Donald Trump. China no deja de ser un modelo autoritario muy alejado de nuestra cultura, pero frente a una nueva etapa de relaciones peligrosas e imprevisibles con la Casa Blanca empezando por la implicación en Ucrania ¿Quién sería más fiable? La nueva senda china va por ahí.

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