Reunión bilateral

Macron llega a Pekín para convencer a China de que medie en la guerra de Ucrania

Xi Jinping puede desempeñar "un gran papel" en "el camino de la paz", ha dicho el presidente tras reunirse con la comunidad francesa en Pekín

Emmanuel Macron en su viaje a China.

Emmanuel Macron en su viaje a China. / Reuters

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha llegado a Pekín para convencer a China de que contribuya a la paz en Ucrania y firmar unos cuantos acuerdos comerciales. Serán tres días intensos para compatibilizar la geopolítica y el pragmatismo sin que rechine el discurso. Macron está sujeto a la disciplina europea pero ha evitado las declaraciones más altisonantes contra China y propuesto un “camino alternativo” a la confrontación que defiende Washington y algunas voces en Bruselas.  

China puede desempeñar “un gran papel” en “el camino de la paz”, ha dicho tras reunirse con la comunidad francesa en Pekín. "China ha afirmado su compromiso con la Carta de la ONU. La integridad territorial y la soberanía de las naciones forman parte de ella. Y creo que defenderlas es también caminar juntos y tratar de encontrar un camino hacia la paz", ha continuado. También ha desdeñado el desacoplamiento: “No debemos desvincularnos, separarnos de China (…) Nos comprometemos a seguir teniendo una relación comercial con China”, ha afirmado. 

Mañana Macron se reunirá con su homólogo chino, Xi Jinping, y con el primer ministro, Li Qiang, antes del ágape oficial. Al día siguiente partirá a la provincia sureña de Guangzhou para encontrarse con estudiantes franceses y cenar de nuevo con Xi. Los tres días de visita de Macron y las seis horas que compartirá con Xi contrastan con el reciente viaje del presidente español, Pedro Sánchez, ventilado en un día y con hora y media de contacto con su  anfitrión

Acuerdos comerciales

A Macron le acompaña una sesentena de empresarios entre los que destacan los de Airbus, que negocia un importante pedido de aviones, Alstom y el gigante nuclear EDF. Le urge a Macron, castigado por las protestas de pensionistas en su país, darle un empujón a las relaciones comerciales con Pekín tras los casi tres años de parón diplomático chino por los rigores de la política de cero covid. Los focos mediáticos apuntarán, sin embargo, al asunto ucraniano, en el que no se esperan avances significativos. París intentará que Pekín presione a Moscú para que finiquite la invasión o, en su defecto, convencerla para que no se sume al frente ruso. China ha descartado esa posibilidad con insistencia y calificado los cíclicos anuncios estadounidenses de una ayuda militar inminente como calumnias. 

La visita de Macron se enmarca en la frenética campaña de la diplomacia china por recuperar la sintonía con Europa. En unos meses habrán pasado por Pekín los presidentes de Alemania, Francia y España, además de los más altos dirigentes de las instituciones europeas. A China le interesa distanciar a Bruselas de Washington y sumar adeptos a su plan de paz. Lo segundo se antoja complicado. Sánchez ya repitió la semana pasada su apoyo al plan propuesto por Ucrania porque era acorde a la Carta de las Naciones Unidas y aseguraba una paz “justa y duradera”. Tanto lo repitió que costaba no ver el rechazo frontal al plan chino. Ursula Von der Leyen, jefa de la Comisión Europea, lo había despreciado días atrás como “inviable”. 

Von der Leyen, un martillo pilón contra Pekín, ha sido invitada por Macron a acompañarle en su viaje para proyectar una imagen de unidad y evitar las críticas que sufrió meses atrás Olaf Scholz, canciller alemán, por volar a su aire. La política germana exige que Europa se blinde contra las compañías tecnológicas chinas en sectores sensibles y promueve la autosuficiencia en otros dominados por Pekín como el de los minerales raros. Abunda la expectación de si mantendrá o matizará sus cotidianas andanadas contra China en su reunión del jueves con Xi.