Artículo de Ernest Folch

La aparición mariana de Jorge Fernández Díaz

Parece que hay una cierta Barcelona que ha decidido dejar de disimular y se ha quitado por fin la careta

Jorge Fernández Díaz y Mariano Rajoy.

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Ernest Folch

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Uno de los secretos mejor guardados del periodismo español es una sección diaria que el exministro Jorge Fernandez Díaz, en adelante JFD, publica en el periódico ‘La Razón’, titulada ‘El trípode’. Esta maravillosa e injustamente ignorada sección nos permite adentrarnos, sin filtros ni disimulos, en el pensamiento profundo de una de las mentes más enfermas y a la vez más creativas de este país. Hay que agradecer al exministro que no haya hecho caso a los sensatos que varias veces deben haberle aconsejado que no publique tal sarta de fogosidades intelectuales, y nos deje disfrutar libremente de sus bajos instintos, como buen miembro supernumerario del Opus Dei que es. A falta de que nos deleite un día con las obras completas de su propia locura, algunas de sus últimas perlas publicadas merecerían un lugar de honor en una todavía inédita Historia del Odio.

Sus artículos son una curiosa papilla en la que mezcla un fanatismo religioso que no tiene nada que envidiar a cualquier talibán de Afganistán, delirios misóginos en contra del Ministerio de Igualdad en particular y de las mujeres en general y, por supuesto, sus ya conocidas fobias contra el sanchismo, Catalunya y los separatistas. Últimamente, nos ha dicho que la ley trans es “una gravísima transgresión de la Ley Natural” (sic) o que el fin de la guerra de Ucrania vendrá “por el triunfo del ICM” (sic), en referencia al Inmaculado Corazón de María. Su pensamiento resume las tres obsesiones clásicas del falangismo español: guerra contra los infieles, contra los separatistas y contra los rojos.

Que un ministro presuntamente democrático escupa a diario todo este odio y exorcice todos sus demonios en público sin ningún pudor ya sería de por sí algo consignable. Pero resulta que estos escritos son solo la punta del iceberg de la figura retorcida y poliédrica de JFD, que mientras con la mano derecha escribía su rabiosa ideología, con la mano izquierda erigió una de las cloacas estatales más cochambrosas que ha conocido la democracia. Porque resulta que este siniestro individuo es exactamente el mismo al que la Fiscalía acusa de "encubrimiento y malversación", además de pedir para él 15 años de cárcel y 30 de inhabilitación.

Todos estos precedentes no han sido suficientes para impedir que el próximo jueves JFD haya sido invitado por el Círculo Ecuestre de Barcelona a participar en un coloquio titulado ‘Apariciones Marianas de San Sebastián de Garabandal’ (sic). Un Círculo Ecuestre en el que es imprescindible llevar corbata pero en el que, por lo que se ve, tiene menos importancia estar imputado por la porquería de la operación Kitchen y escribir a diario artículos homófobos, supremacistas o racistas. El destino (o no) ha querido que la aparición mariana en Barcelona de JFD se produzca solo tres días después de que el mismo Círculo invitara este lunes a Xavier Trias, quien es de suponer que no sabía, cuando aceptó la invitación, que la misma institución acogería tres días después al mismo JFD que quiso destrozarle la vida con aquella ya famosa cuenta corriente inventada de Suiza. Todo sería una perfecta broma macabra si no fuera porque es estrictamente real, como toda la vida de JFD. ¿Una institución teóricamente señorial de Barcelona que invita con todos los honores a un presunto delincuente y certificado destructor de personas para que nos sermonee? Su presencia quizá se entiende mejor cuando es el mismo Círculo el que hace solo unos días invitaba a Isabel Díaz Ayuso, del PP, y a Iván Espinosa de los Monteros, de Vox. Parece que hay una cierta Barcelona que ha decidido dejar de disimular y se ha quitado por fin la careta. También es de agradecer.

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