Artículo de Albert Soler

Salirse del vicio en 21 días

Eso tan feo de hablar en castellano es igual que otros vicios nefastos como el alcohol, las drogas, el juego o la sodomía

Una chica cuelga la bandera catalana en la terraza de su casa para la Diada del 2004.

Una chica cuelga la bandera catalana en la terraza de su casa para la Diada del 2004. / BERNAT ARMANGE

Albert Soler

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 Saludo a Jose a las puertas del pabellón de Salt, como siempre cuando vamos a recoger a nuestros hijos, que juegan a básquet.

- ¿Qué hay? ¿Cómo va todo?

Por fortuna, él está más al quite que yo, y me advierte del peligro.

- ¿Qué haces? ¿No te has enterado de que no puedes hablar en castellano? Yo sí, porque soy charnego, pero tú, como catalán de pura cepa, lo tienes prohibido.

De un pelo me ha ido. He olvidado que Salt es uno de los municipios que han vetado el castellano durante 21 días. En ellos los catalanes de bien, deben evitar a toda costa hablar en dicha lengua aunque su interlocutor la use. Por suerte, ningún guardián de las esencias me ha oído, de momento me he salvado. Jose no va a denunciarme; un día le pagué el cortado, esas cosas unen.

Según los ideólogos de la campaña, 21 días es lo que tarda alguien en sacarse de encima una mala costumbre, o sea un vicio, de ahí que confíen en que, quien supere este tiempo, no va a cambiar nunca más de lengua. Eso tan feo de hablar en castellano es igual que otros vicios nefastos como el alcohol, las drogas, el juego o la sodomía. Imagino que se van a celebrar reuniones de hablantes de castellano anónimos, y se hará entrega a los adictos de un pin por cada semana que cumplan sin dejar la sobriedad, digo el catalán.

-'Hola, em dic Nil i a vegades abandono el català'.

-Hola, Nil -responderán todos a coro.

-'Avui fa dues setmanes que estic net de castellà'.

Aplausos y vítores del resto de adictos.

Algunos no lo lograrán, que los hay que por educación o cortesía caen una y otra vez en el vicio, la carne es débil. A esos habrá que ayudarles, habrá incluso que asignarles un padrino al que puedan llamar cuando estén a punto de sucumbir.

-'M’acaben de demanar l’hora en castellà, tinc temptacions. Auxili!'

-'Aguanta Nil! Digues dos quarts de tres', no las dos y media! 'Ara mateix vinc cap aquí. Sigues fort!'

Los vicios son cosa del diablo, el maligno adopta distintas formas para hacernos caer en ellos. Rezar -en catalán- antes de salir de casa es útil para alejar el pecado castellano de nuestra mente. Y si caemos en la tentación, tocará flagelarnos con un látigo de ocho púas antes de meternos en la cama; por el bien del catalán, amén.

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