La máquina que escribe
Los alumnos empujados a redactar un trabajo de clase sencillo tienen campo libre y que los profesores tendrán que hilar muy fino a la hora de evaluar el trabajo realizado
Josep Maria Fonalleras
Escritor
Estos días, como ha hecho mucha gente, he ido a ver pesebres y representaciones de los Pastorets y también he perdido a la 'quina' y me he quedado sin una tostadora que me hacía mucha falta. También he visto películas de ambiente navideño y he jugado al Catán, que es el juego de mesa que más me gusta. Y, por supuesto, también como otros muchos, me he entretenido con la última novedad de la Inteligencia Artificial, este sistema de chats desarrollado por la empresa OpenAI que te permite dialogar con un artefacto que te responde como si estuvieras ante un ser humano.
Hablar no tiene mucha gracia, porque ante la pregunta "¿Cómo estás?" la máquina (es curioso que la llamemos aún así: la máquina, como si se tratara de una hormigonera) te responde: “No estoy diseñado para responder a preguntas personales”. Dejémoslo aquí pues, si es que la máquina es tan discreta. Lo que viene después es un viaje al reino de lo desconocido, solo una cata de lo que vendrá, una distracción para las tardes navideñas. Pero ya está el germen de algo de lo que todavía no sabemos los límites. “¿Podrías escribir un poema navideño que contuviera palabras como “musgo, pesebre, Niño Jesús, reyes, establo, frío y nieve”, podrías?”. La máquina te lo hace. “¿Podrías hacer lo mismo y que fuera un soneto? La máquina te lo hace. Cierto que, en este caso, patina, porque todavía no está dotada para la rima. Aunque reproduce la estructura del soneto, no logra que la música sea la adecuada. Pero te lo hace. Un ejemplo: “En la Navidad / perfume de las luces. / Buscamos calor”. Es un haikú bastante bien medido. La felicito y me dice gracias.
Por lo que respecta a la prosa, las habilidades están mucho más desarrolladas. Ni que decir tiene que los alumnos empujados a redactar un trabajo de clase sencillo tienen campo libre y que los profesores tendrán que hilar muy fino a la hora de evaluar el trabajo realizado, porque la detección de la trampa, la percepción del engaño serán unas tareas mucho más complicadas. Quizás no está preparada, la máquina (todavía), para entrar a fondo en la psicología humana ni para escribir frases con profundas bocanadas retóricas ni con "rebaños populosos de palabras", como decía el poeta. Pero una buena elección de los referentes y las palabras clave nos puede llevar a textos bastante decentes. Tales como este artículo, pongamos por caso. “Escribe sobre IA y habla de “máquinas, retóricas, psicología, humanos, inteligencia y trampas”.
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