Ágora

Delta del Ebro, asignatura pendiente

La situación es crítica y, pese a que se han tomado algunas medidas, es necesario que el Gobierno aborde el problema de raíz

Illa de Buda delta del ebre El delta del Ebro tras el paso del temporal Gloria

Illa de Buda delta del ebre El delta del Ebro tras el paso del temporal Gloria / Montsià Dron Films y Josep Rollan

Manel Ferré

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El Delta del Ebro está afectado por un imparable proceso de regresión, motivado principalmente por los efectos del cambio climático. Estudios científicos auguran su casi completa desaparición a 30 años vista si no se implementan medidas urgentes capaces de poner remedio a una situación que, además, corre el peligro de verse acrecentada por fenómenos meteorológicos cada vez más imprevisibles, como el caso del 'Glòria'.

Desde las comarcas del Ebro llevamos denunciando esta problemática desde hace años y reclamando a las administraciones actuaciones capaces de poner remedio a la situación. Esta necesidad nos llevó a promover en 2018 la Taula de Consens, un órgano en el que se hallan representados los municipios del Delta, las dos comunidades de regantes, así como distintas asociaciones de la zona.

Nos hemos erigido en un espacio para consensuar y proponer soluciones y para actuar como interlocutor ante las administraciones. De nuestro trabajo, surgió el Pla Delta, un riguroso estudio científico, elaborado por expertos, que contempla un diagnóstico y una recomendación de medidas a implementar que toman como referencia actuaciones en otros deltas europeos. Además, la Taula de Consens ha promovido encuentros periódicos con las administraciones públicas para exponerles la problemática y trasladarles las soluciones que consideramos más adecuadas.

El contacto con las administraciones nos ha generado sensaciones contradictorias. Por una parte, hemos tenido la percepción de que nuestra voz era escuchada, pero también nos hemos encontrado con la falta de respuestas, la lentitud en la toma de decisiones e, incluso, la sensación de inacción y de falta de voluntad de entendimiento entre Generalitat y Gobierno.

A pesar de las trabas, la actividad no se ha detenido, y prueba de ello es la visita a los Países Bajos, a la que invitamos en abril a representantes de las administraciones catalana y española para conocer actuaciones aplicadas con éxito para la protección de sus costas. De este encuentro nos llevamos la confesión de sus gobernantes, que nos aseguraron que “el coste social de la inacción siempre será muy superior al coste de la puesta en marcha de soluciones”. En esta línea también se enmarca nuestro reciente viaje a Bruselas para poner en la agenda europea la problemática del Delta. Durante la visita, mantuvimos una reunión con el comisario europeo de Medio Ambiente y solicitamos ante la Comisión de peticiones del Parlamento Europeo una instancia que persigue que la CE intervenga ante las administraciones para reclamar actuaciones.

Este año hemos empezado a percibir lo que podemos considerar como las primeras buenas noticias. La Generalitat anunció a finales de 2021 una prueba piloto, dotada con 4,8 millones de euros, para transportar sedimentos. El pasado año también adjudicó 4,9 millones de euros para reforzar las guardas en distintas balsas, y hemos avanzado en la tramitación para movilizar 380.000 m³ de arenas por parte del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Asimismo, la 'consellera' Teresa Jordà nos presentó hace unos días la Estratègia Delta, un proyecto dotado de una inversión de 65 millones de euros que consideramos que se halla en sintonía con el plan que proponemos desde la Taula de Consens y que, por primera vez, aporta una visión a corto, medio y largo plazo del problema.

A pesar de vislumbrar los primeros 'brotes verdes', el tiempo se acaba y seguimos reclamando la necesidad de implementar medidas más contundentes, ya que las actuaciones que estaban previstas hasta ahora hacían frente de manera, más o menos adecuada, a posibles temporales, pero no abordaban el problema de raíz. Todavía encontramos a faltar una propuesta clara por parte del Gobierno, que es, entre todas las administraciones, quien cuenta con la potestad de implementar determinadas medidas, y al que venimos reclamando la necesidad de movilizar un millón de metros cúbicos de arenas, la cantidad adecuada para contener la regresión.

La situación es crítica y la posibilidad de perder este espacio protegido es real. Preservar el delta es cosa de todos, especialmente de las administraciones, que son las que tienen la capacidad de promover actuaciones para salvaguardar este espacio y el medio de vida de sus habitantes.