Pros y contras | Artículo de Josep Maria Fonalleras

El euro, la escultura y los paralelismos poéticos

Archivo - Sede del BCE en Fráncfort.

Archivo - Sede del BCE en Fráncfort. / BCE - Archivo

Josep Maria Fonalleras

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No hace falta ser un experto en macroeconomía para saber que la paridad del euro con el dólar ocasionará mayor inflación en la eurozona y un aumento más acusado de los precios, la erosión de la capacidad de gasto y la imparable llegada de una crisis que ya está aquí, aunque el líder de UGT conmine a disfrutar del verano, en una arenga que todavía no sabemos si es un manifiesto de la Internacional Situacionista, la escena de una película de Martínez Soria o un grito que resuena entre los proletarios como aquella pintada que decía: “Bailad hasta que todo acabe”.

A estas alturas ya estamos prácticamente en el 1:1, una proporción que nunca se había producido desde que el euro es euro. Y desde que, en el 2001, en la plaza Willy Brandt de Fráncfort, se plantó la famosa (y muy fea) escultura azul (con 12 estrellas amarillas) de 14 metros y 50 toneladas de peso que simboliza la moneda europea. El destino es irónico y es justamente ahora, cuando el euro cae en picado, que la escultura lo hace también, con un paralelismo poético innegable. La subastan porque no pueden mantenerla. No sé qué vale ni quién va a pujar ni en qué jardín selecto la instalará. En cualquier caso, tendrá título: 'Restos del naufragio'.

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