El tripartito de Barcelona
El PSC (con Units per Avançar) no pueden ser la alternativa al gobierno municipal de Barcelona estando el gobierno, para ser alternativa es necesario estar en la oposición
Astrid Barrio
Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO
Las constantes y estruendosas desavenencias entre ERC y Junts per Catalunya en el Gobierno de la Generalitat, la última, sin ir más lejos, esta semana a propósito del uso del castellano en la escuela, disimula las profundas diferencias existentes también entre los socios de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona. Porque sí, aunque no lo parezca, Barcelona está gobernada por una coalición formada por los Comuns y por el PSC-Units per Avançar. La figura de la alcaldesa Ada Colau y la impronta de su formación son tan omnipresentes que los socios de coalición, el PSC y Units per Avançar, con Jaume Collboni y Albert Batlle respectivamente al frente, responsables de áreas tan importantes como la económica y la seguridad, se han hecho invisibles hasta el punto que Barcelona tenga un gobierno monocolor.
Pero no, lo que está sucediendo en Barcelona en estos últimos años no solo es culpa de Colau. La inseguridad, la suciedad, las dificultades para circular por Barcelona bien sea a pie, en coche o en bicicleta -y esto lo dice una ciclista veterana- como consecuencia del urbanismo táctico, las obras interminables y las infraestructuras llevadas a cabo a pesar de la oposición vecinal, la degradación del paisaje urbano acentuada por la pandemia que ha dejado una ciudad plagada de horrendas e inseguras terrazas ganadas a la calzada y de calles imposibles con múltiples indicaciones pintarrajeadas y salpicadas de bloques de hormigón y de delimitadores de carril tienen múltiples culpables. Por no hablar de la decisión de unir el tranvía de la Diagonal ignorando los resultados de la consulta ciudadana, de los obstáculos al desarrollo de la economía productiva, en especial la vinculada al turismo, o de la absoluta ausencia de un proyecto de futuro para la ciudad de Barcelona. Y los culpables, a partes iguales, son los miembros del tripartito municipal por mucho que socialistas y demócrata-cristianos se pongan de perfil.
De nada sirve que los socios minoritarios del gobierno sean partidarios del Hermitage, que se muestren favorables a la ampliación del aeropuerto del Prat, que no desdeñen las oportunidades que pueden suponer para la Ciudad Condal la celebración de los Juegos Olímpicos en el Pirineo o que se posicionen en contra de algunas de las limitaciones a la actividad económica previstas en el Plan de Usos porque al final esas políticas salen adelante y ellos por muy en contra que estén permanecen confortablemente en el gobierno. Este fin de semana el PSC, ha avalado según Salvador Illa, al menos para "mucho rato" a Collboni como candidato a la alcaldía y este ha tratado de distanciarse de Colau y de erigirse en alternativa postulándose, según ha dicho, para volver a poner a Barcelona donde le corresponde, obviando es responsable de haberla llevado a dónde está. El PSC (con Units per Avançar) no pueden ser la alternativa al gobierno municipal de Barcelona estando el gobierno, para ser alternativa es necesario estar en la oposición. Sobre todo si dices estar en desacuerdo con casi todo lo que hace el gobierno.
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