El lío del transporte

La Plataforma de transportistas descarta "totalmente" desconvocar el paro

La Plataforma de transportistas descarta "totalmente" desconvocar el paro

Jordi Alberich

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En pocos días, el conflicto del transporte se ha convertido en la más contundente y cercana muestra de cómo cualquier alteración económica, en este caso la espectacular subida de precios del carburante, puede servir de mecha para que explosione el arraigado malestar social. Además, el efecto de la huelga resulta especialmente perturbador, al ocasionar desde el desabastecimiento del supermercado a la parada de la fábrica. Dada la dimensión del conflicto, se ha tardado poco en politizarlo y en acusar a uno u otro partido de estar tras los huelguistas. Pero las razones que impulsan el paro son mucho más serias que la simple manipulación partidista.

Así, en primer lugar, el no llegar a fin de mes de muchos de los profesionales del transporte. Muchas pequeñas empresas del sector, y especialmente los transportistas autónomos, vienen trabajando con unos márgenes tan ajustados que, aún en situaciones de normalidad, no permiten ir más allá de la mera supervivencia. Además, aún arrastran las consecuencias de una pandemia que les ha golpeado especialmente, tras muchos meses en que buena parte de la actividad se vio ralentizada o, incluso, paralizada. Por ello, la súbita y excepcional subida del carburante representa un golpe imposible de asumir.

A su vez, esta crisis evidencia las deterioradas condiciones laborales de ese enorme colectivo de profesionales del transporte que, por su personalidad de autónomos, se hallan sujetos a una precariedad insostenible. Un problema aún mayor cuando las pymes se ven forzadas a esta forma de contratación para hacer frente a esa inacabable dinámica de reducción sistemática de costes. Y, finalmente, el conflicto debe contextualizarse en un momento de profundo descontento y desorientación, en que el principal riesgo es acabar en un “todos contra todos”. Especialmente si los partidos políticos siguen empeñados en señalar al otro como responsable de cualquier alteración. Y en eso están.

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