Artículo de Imma Sust

El aceite de girasol no entra en mi casa

La verdad es que igual sí que petaremos, pero no será por una guerra atómica, la culpa la tendrán los procesados y la mala alimentación

Limitan la compra de botellas de aceite de girasol en los principales supermercados.

Limitan la compra de botellas de aceite de girasol en los principales supermercados. / CARLOS PEREIRA

Imma Sust

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Parece que no aprendemos. Después de la locura del papel de wáter, llega a nuestras vidas la del aceite de girasol. No quiero hacerme la burguesa, pero ese aceite en mi casa no entra. Somos más de aliñar la ensalada con el aceite de oliva extra virgen que nos trae nuestra 'nani' de la infancia. La Marina. Llega cada tres meses, cargada con botellas recicladas de cristal llenas de aceite de Arandilla. El aceite del pueblo, le llama ella. Pues la cosa es que, en casa, una botella de aceite de la Marina puede durar tres meses tranquilamente. No entiendo el ataque y la paranoia con el aceite de girasol. El otro día, mientras me preguntaba por qué la gente lo consume tanto, una usuaria de Twitter colgó indignada una foto con el carro y el tíquet de su lista de la compra, que según ella subía más de lo habitual. Exactamente 126,05 euros. El texto que acompañaba la foto decía: “126 euros. Esto petará".

Como curiosa que soy, entré a cotillear e investigar su compra detalladamente. Patatas fritas, galletas saladas, pan de molde, caldo de tetrabrik y un montón de cosas que ni siquiera entiendo. La verdad es que igual sí que petaremos, pero no será por una guerra atómica, la culpa la tendrán los procesados y la mala alimentación. Entonces entendí lo del aceite de girasol. ¡La gente lo usa para freír! Croquetas congeladas, patatas o empanadillas de atún. ¿Ese es el pánico? ¿Dejar de comer mal? Pues os digo una cosa. Si esta guerra nos sirve para dejar de comprar procesados y empezar a cocinar comida de verdad igual la cosa mejora y no explotamos. En serio os lo digo. Y a la chica del carro de la compra le daría un par de consejos, para empezar. Primero que sepa que no hay nada más fácil y barato en la vida que hacer un caldo de pollo casero. Y segundo, que cambie toda la comida basura del carro por verduras, legumbres y huevos. No hay más. Ese tíquet no subirá más de cincuenta euros y el aceite le durará tres meses. De nada.

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