Menos abandono escolar, menos paro juvenil

En los últimos días se han conocido los nuevos datos de la cifra de abandono escolar temprano en España. Conviene partir de lo que se entiende por abandono escolar; desde la Unión Europea se define como el porcentaje de jóvenes que han abandonado los estudios entre los 18 y 24 años sin haber alcanzado una titulación más allá de la ESO. Es decir, abandonan los estudios sin haberse titulado en formación profesional de grado medio o bachillerato y no siguen ninguna otra formación. 

Pero el abandono escolar temprano implica que un porcentaje importante de esos jóvenes que no tienen esa titulación han abandonado incluso antes de finalizar la ESO, que en cuanto cumplen los 16 años dejan el instituto, en muchos casos, para no volver. Lo que empieza siendo un problema educativo se convierte en un problema laboral y social. De hecho, los últimos datos oficiales del Ministerio de Educación y FP indican que, de la tasa del 16% en el 2020, el 10% había alcanzado el título de la ESO y el 6% no. Diferencias también existen entre chicas y chicos, siendo el abandono entre estos un 72% superior.

En una segunda lectura sobre las cifras del abandono escolar hace falta decir que hay una gran diferencia histórica entre los datos de las distintas Comunidades Autónomas como lo hay entre los países de la Unión Europea. De ahí que una de las recomendaciones de la UE fuese reducir la tasa de abandono escolar temprano en el año 2020 al 10%, una tasa que se pretende dejar en el 9% de media entre los países de la Unión Europea en 2030.  

Si tomamos como referencia esta última década, España en el año 2011 duplicaba la tasa de abandono, con el 26,3%, respecto a Europa. Una década después hemos logrado reducir un 50% la tasa y 2021 se salda con el mayor descenso producido en España, una reducción de 3 puntos con respecto al año 2020. España ha descendido de manera espectacular esta tasa frente a un descenso moderado de la Unión Europea, que se sitúa en el objetivo del 10%. Evidentemente hemos confluido gracias a la implementación de importantes medidas educativas y esto es una magnífica noticia porque su efecto supone dotar a la juventud de más oportunidades y más opciones para su futuro.

Como datos importantes debemos decir que esta confluencia europea también se va visualizando internamente en España, donde afortunadamente las diferencias en la tasa de abandono se van reduciendo también. En el año 2011 la diferencia era de hasta casi 20 puntos entre comunidades autónomas, mientras que en el año 2021 los datos indican que hay una mayor homogeneidad en la tasa de abandono y que las diferencias se han reducido en casi 10 puntos, salvo en dos donde la diferencia es un poco mayor. Es también significativo que cada vez son más las comunidades autónomas que se encuentran en la media europea.

¿Por qué existía tanta diferencia entre comunidades cuando la ley educativa es la misma para todas ellas?. Es un problema complejo con un diagnóstico difícil, que debe tener en cuenta las diferencias entre CCAA, la desigualdad económica, social, cultural y laboral existentes. Pero quizás, y según indican expertos, el factor que más ha influido hasta este año era la oferta laboral a jóvenes no cualificados, que les incentivaba a ponerse a trabajar y dejar los estudios.  

Sin duda, para la existencia del abandono escolar también influyen factores educativos: la desmotivación, el fracaso escolar, dificultades de aprendizaje, el exceso de repetición, la influencia de los grupos de amigos y amigas, la falta de flexibilidad en nuestro sistema educativo, un currículo poco estimulante, etc.

El entorno familiar y la clase social también juegan un papel importante en este proceso, que no se produce de un día para otro. Algunas familias no intervienen o toman medidas a tiempo, en algunos casos no han sabido o podido motivar a sus hijos. En otras ocasiones, no ha habido una suficiente coordinación con los centros educativos, y en otros casos las familias necesitan que los hijos se pongan a trabajar para aportar ingresos. 

En una sociedad en la que el acceso al mercado laboral viene condicionado cada vez más por contar con un mínimo de cualificaciones y competencias profesionales, reducir la tasa de abandono escolar es garantía, al menos, de tener opciones laborales en el futuro y por tanto opciones para gozar de una plena inclusión social.

Por eso es una gran noticia que la tasa de abandono escolar en España esté rozando ya la media de la Unión Europea. Pero hay otra magnífica, noticia que revela el cambio de tendencia en España. Por primera vez, la tasa de abandono se reduce a la vez que se crea empleo juvenil y se reduce el paro (10 puntos en un año) en los menores de 25 años.

Estos datos son muy significativos porque indican que los programas para la reducción de la tasa de abandono escolar dentro del sistema educativo funcionan, que la paulatina flexibilización del sistema educativo logra llegar a aquellos jóvenes que tenían la tendencia de abandonar los estudios, que la subida de más de 600 millones de euros destinados a becas y a garantizar la equidad en el sistema educativo funciona, que el esfuerzo de crear 200. 000 nuevas plazas de formación profesional por parte del Gobierno de España funciona y que las políticas que impulsa este Gobierno para reducir las desigualdades territoriales y sociales funcionan.

De fondo me quedo con otra reflexión. Socialmente, se incrementa el valor que la educación y formación aportan al futuro. Esta es la clave del éxito de algunos sistemas educativos europeos. Triunfan aquellos que consideran la educación como prioridad de Estado, que se sienten orgullosos de su educación, que goza de prestigio y apoyo entre la sociedad. Sigamos esa estela y veremos como nuestros resultados e indicadores siguen en la senda de la mejora. 

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