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Economía de futuros

Los contratos de precios fijos hacen que los mercados dejen de ser elásticos y se reconduzcan. Ante una subida de precios la reacción de un mercado tiene que ser la bajada del consumo proporcional a la subida, que es lo que ha hecho el mercado chino y no el europeo

Contenedores en el puerto de Valencia.

Contenedores en el puerto de Valencia. / EFE

Joan Vila

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Hace unas cuantas semanas, quizás ocho, que mi preocupación principal en el trabajo es el seguimiento de ciertos mercados de futuros. El desorden mundial de los precios de las materias primas en 2021 nos ha llevado a situaciones que nunca habríamos imaginado antes. Empezó el mes de febrero con subidas del precio de determinadas materias primas, movimiento que intentamos frenar comprando más de lo que consumíamos para hacer stock para meses próximos, pero fueron subiendo y subiendo cada mes hasta el mes de julio. El problema era la imposibilidad de repercutir los costes en el producto final, teniendo que trabajar con márgenes negativos. La pregunta que nos hacíamos era: ¿por qué los otros competidores no suben precios? La respuesta fue que muchos de ellos habían hecho operaciones financieras en mercados de futuros, asegurando el volumen y precio de compra cuando el precio era bajo, y esto les protegía de los aumentos. Mirando el mercado mundial descubrimos lo que había pasado: China, el mes de marzo, compró pasta de celulosa de forma masiva, casi la mitad de su consumo anual, hecho que hizo subir los precios mundiales de forma exagerada. En abril ya había llegado a su punto más alto y en julio el precio empezaba a bajar, como consecuencia de que ya habían comprado suficiente material. En China el mercado se ha comportado de forma elástica y transparente: a un aumento de las compras por una especulación lo siguió un frenazo de compras cuando el precio fue arriba, hecho que forzó los precios hacia abajo, de forma que, desde enero hasta abril, los precios habían subido un 67%, y desde julio hasta diciembre ya se habían reducido un 36%, en un intento de encontrar los niveles de precios estables. Pero esto no fue así en Europa, puesto que los precios subieron continuadamente hasta llegar arriba en el mes de julio y no se han movido ni un dólar, desde entonces hasta hoy.

Cuesta entender un mercado donde el precio no mueve ni un dólar, indica que es un mercado que no es bastante transparente: o bien se pactan los precios, o bien hay tan poco movimiento que no es capaz de modificar el precio. Después de muchos meses de observar, la conclusión es que en Europa el mercado ha hecho mayoritariamente contratos de futuros, haciendo que en el mercado libre no haya grandes movimientos ni ninguna presión para hacer bajar el precio.

Lo mismo que hemos ido viendo con el mercado de la pasta de papel lo hemos visto con los precios del gas y de la electricidad. A partir del mes de abril, el precio de la electricidad subió de 66 €/MWh a 101 €/MWh, movimiento que continuó hasta llegar a 320 €/MWh el mes de diciembre. El gas también hizo un movimiento parecido, pasando de 24 €/MWh el mes de julio hasta 96 €/MWh el mes de noviembre. Hasta el mes de octubre la situación continuaba siendo igual, con los clientes que no aceptaban ninguna subida de precios, haciendo que los márgenes de fabricación fueran cada mes más negativos, hasta que en aquel mes, nosotros y los fabricantes italianos nos plantamos y comunicamos a los clientes que parábamos la producción. Si querían producto, tendrían que pagar más. Desde aquel mes, los precios de nuestros productos ya no paran de subir, de forma que, desde enero 2021, habrán subido durante todo el año un 67% y por fin hemos podido recuperar los márgenes de fabricación perdidos durante todo el año.

En el mercado de gas y de electricidad las cosas han pasado igual. Muchos compradores (particulares e industriales) tenían contratos a precio fijo hasta que ha cambiado el año. Hasta este momento tenían los costes a salvo de las subidas pero, de golpe, se han encontrado con aumentos de precios exagerados, habiendo ahora de transmitir estos precios a los clientes. A muchos el mes de enero se les subirá el precio de la electricidad 3 veces y, evidentemente, les cuesta entender lo que pasa.

La conclusión de este episodio es que los contratos de futuros o de precios fijos hacen que los mercados dejen de ser elásticos y se reconduzcan. Ante una subida de precios la reacción de un mercado tiene que ser la bajada del consumo proporcional a la subida, que es lo que ha hecho el mercado chino. El mercado europeo, en cambio, no ha movido ni un dólar porque estaba asegurado, haciendo que el consumo se mantuviera igual. Cuando estos contratos a precio fijo acaben su vigencia, el mercado reaccionará de forma brusca, disminuyendo el consumo y haciendo caer los precios de forma peligrosa, entrando en un ciclo cada vez con picos y valles más intensos, justamente el movimiento que el mercado de futuros quiere pretender que no pase.

El resultado será una subida de precios de todos los productos muy elevada durante el mes de enero y meses sucesivos, subida que sigue a la que ya se venía viendo en el último trimestre del año pasado. Y la que no se veía, modificando el contenido de los productos a la baja, un fenómeno que se llama 'reduflación'. Así, muchos rollos de papel han disminuido su contenido, muchos productos líquidos han disminuido su volumen, incluso han aparecido los paquetes de huevos con 10 huevos, en lugar de 12.

La inflación que nos viene encima causará daño, porque el efecto inmediato será la reducción de ventas y presiones para subir los salarios, entrando en una espiral inflacionaria que recuerda a lo que pasó en los años 1978 a 1982. Entonces, la recesión fue muy grave, pero la solución fue consumir menos y ahora no parece que pueda haber otra salida por el hecho de que los bancos centrales ya no tienen más margen para introducir más dinero en el sistema de forma importante. Tampoco subirán mucho los intereses, porque las deudas de los Estados están fuera de control.

Sea lo que sea lo que pase, lo cierto es que yo he dejado de hacer mi trabajo habitual de mirar costes energéticos y nuevos productos, para dedicar mi tiempo a los mercados de futuros. El mundo de la producción se ve arrastrado por el mundo financiero, toda una alegoría de lo que nos está pasando: la economía financiera nos conquista y aplasta.

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