'Companys, no és això'
Para el independentismo que anhela ser hegemónico el reto prioritario debería ser afianzarse en la región metropolitana
Sergi Sol
Periodista
El independentismo anda sumido en un desencuentro tan profundo que no va a recuperar a tiempo el rumbo a Ítaca, canción que por cierto se dejó en el candelero Lluís Llach en su estelar reaparición. En su lugar optó por el ‘No és això, companys’, un tema muy acorde con su actitud personal y en sintonía con el independentismo que más aboga por la consigna y más desorientado anda. Por eso subrayan qué vía combaten (Mesa de Diálogo/ERC) pero no tienen ni la más remota idea de cómo hay que llegar a esa Ítaca que un día nos prometió Artur Mas.
No es que no haya nadie al timón –Puigdemont manda sin lugar a dudas–, es que sostiene el timón con un pulso tan firme como incapaz de avistar tierra firme en dirección alguna. Y ante esa disyuntiva, tiene a un vigía que celebra las noches oscuras porque es el antídoto perfecto para todo tipo de especulaciones. Luego está el timonel Sánchez, al que de vez en cuando se le escapa que anda más perdido que un oso polar por el Mediterráneo.
La única esperanza de los que están en la lírica reside en que la infructuosa Mesa de Diálogo embarranque definitivamente. No porque entonces obre el milagro y se abran las puertas del cielo. Dios no lo quiera, se dicen, porque quedaría al descubierto que la brújula que manejan ha perdido el norte. Solo que una vez más podrán achacar a los republicanos toda la responsabilidad y descargar toda la frustración en las espaldas de un Oriol Junqueras que sigue siendo, con mucho, la mejor baza de los republicanos y el objetivo a batir por las huestes más acaloradas.
Mientras, republicanos y socialistas preparan la verdadera batalla que se va a dirimir los próximos años y que va a ser la madre de todas las batallas, las ciudades metropolitanas, con un primer asalto en mayo de 2023. Los republicanos sueñan con erosionar los feudos socialistas y las encuestas les dicen que tienen a tiro recuperar Sabadell y Sant Vicenç dels Horts o dar la campanada en ciudades como Rubí, Sant Feliu de Llobregat o Mollet del Vallès. Por su parte, los de Illa se saben fuertes en la mayoría de plazas y van a tratar de recuperar Tarragona y Lleida a unos republicanos que gobiernan con frágiles mayorías. Amén de Barcelona, donde todo apunta a un triple empate con Colau.
Para el independentismo que anhela ser hegemónico ese debería ser el reto prioritario, afianzarse en la región metropolitana. Como para el PSC lo es, sin duda, sabedor de que ahí reside su poder y su razón de ser. Lo curioso –o no– es que para ese menester, Waterloo sueña con que Junqueras se pegue un batacazo.
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