Obituario

Edward O. Wilson: El auténtico 'Ant-Man'

Entre otros muchos hitos en el campo de la ciencia, el sociobiólogo planteó, defendió y demostró que las hormigas se comunican

Muere Edward O. Wilson a los 92 años

Muere Edward O. Wilson a los 92 años

Jordi Serrallonga

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2009. Año Darwin. De expedición arqueológica y paleontológica por la gran falla del Rift. No fueron los tam-tam que anunciaron la muerte de David Livingstone, sino el teléfono satélite. Mi maestro, el primatólogo Jordi Sabater Pi, nos había dejado.

27 de diciembre de 2021. Stone Town, también en Tanzania. Los WhatsApp y un tuit de Jaume Claret confirmaban la pérdida de otro gran naturalista y darwinista: el sociobiólogo Edward O. Wilson. Había fallecido el día anterior, a los 92 años.

Hoy he comunicado la triste noticia a sus grandes compañeras y aliadas de aventuras: las hormigas. En efecto, de prospección por el bosque de Jozani -en busca del colobo rojo endémico de Zanzíbar- el destino ha querido que, en mi camino, se cruzase una interminable columna de 'safari-ants' (hormigas viajeras). Con sumo cuidado de no aplastar a ninguna de ellas -y con el mismo cuidado para que no subieran por las perneras del pantalón- las he observado de cerca. Me fascinan y he intentado emular al sabio nacido en Birmingham, Alabama (Estados Unidos). Wilson, entre otros muchos hitos en el campo de la ciencia, planteó, defendió y demostró que las hormigas se comunican. Para algunos podría parecer un chiste, pero no lo es. Los seres humanos no somos los únicos animales con capacidades biológicas para la comunicación; además del aparato fonador y un cerebro capaces de articular lenguaje entre humanoides, existen también las feromonas de las hormigas: la comunicación química. Pero, al igual que costó aceptar la teoría de la selección natural de Wallace y Darwin, la simbiogénesis de Lynn Margulis o las culturas chimpancés de Sabater Pi, las ideas de Edward O. Wilson muchas veces fueron atacadas desde la academia más inamovible. Por ejemplo, entre sus propios colegas, no siempre gustó la introducción del término sociobiología. Aunque Darwin ya había tenido en consideración la conducta animal, Wilson tuvo un papel clave en la introducción de la etología (la investigación del comportamiento desde una perspectiva científica) en las facultades de biología.

Precisamente, su libro 'Sociobiología. La nueva síntesis' (1975) se convertiría -sigue siéndolo- en un manual de referencia obligado para cualquier persona que quisiera adentrarse en el estudio de las ciencias naturales. En este sentido, además de laureado profesor en Harvard, y como en las mejores sociedades de hormigas, Wilson fue un extraordinario comunicador. Nos gustaría destacar una selección de títulos: 'Génesis', 'Cartas a un joven científico', 'El sentido de la existencia humana', 'La conquista social de la Tierra', 'Biofilia', 'Los orígenes de la creatividad humana', 'Medio planeta', etc. En ellas descubrimos al científico y al ciudadano preocupado por la conservación de la biodiversidad y el futuro del 'Homo sapiens'.

Y cuando parecía que Wilson ya lo había dado todo, incluso sobre las hormigas (genial su 'Viaje a las hormigas', junto a Bert Holldobler), aparecieron Carmen Esteban y Raquel Reguera de Crítica. Ambas editoras me regalaron un valioso privilegio: leer el nuevo manuscrito del sociobiólogo que tanto nos ha inspirado. Nada menos que 'Tales from the Ant World'. A punto de volar rumbo al Kilimanjaro, he recuperado el archivo con mi informe editorial: "el libro es una especie de obra colofón por parte de Wilson: una oda a las hormigas y el momento de hacer repaso a toda una vida" (27 de agosto, 2020). En febrero, por fin, llegará a las librerías: 'Historias del mundo de las hormigas'. 

Lo más importante es que, gracias a Edward O. Wilson, una legión de hormigas -sobre todo las muy jóvenes- quiere seguir construyendo un hormiguero mejor en este planeta. Desean estudiar, investigar, divulgar y conservar. Sin duda, marca Wilson.

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