Analisis

¿De quién es el Sáhara Occidental?

La reciente decisión de la justicia europea abre un camino para resucitar el plan de paz de la ONU

sahara

sahara / Fadel Senna / AFP

Ramón Lobo

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Hay voces en la UE --y en España-- que consideran que el Frente Polisario y los saharauis son un elemento desestabilizador en el Magreb que perjudica su estrategia regional y los negocios de sus empresas. El PP y su claque mediática, y judicial, sostienen que su líder, Brahim Ghali, es un terrorista y un genocida. Es un discurso extremado que busca desgastar al Gobierno en un asunto extremadamente delicado.

Además de refrescar la historia de 1975, tras el abandono español, deberían leer la resolución 690 del Consejo de Seguridad de la ONU del 29 de abril de 1991. Pese a tener el apoyo de las partes, Marruecos la boicoteó hasta conseguir que descarrilara el referéndum, y con él, todo el proceso de paz.  

Rabat ha logrado en estos 30 años el estatus de jugador privilegiado en las complejas partidas que se libran en los tableros de Oriente Próximo, Magreb y Sahel, una zona de gran actividad yihadista. Ha sabido ganarse el favor de EEUU y de Israel tras el final de la guerra fría. Es un mediador discreto que se libró del tumulto de las primaveras árabes.  

Tantos años militando en el equipo ganador tuvo premio al final de la presidencia de Donald Trump, que reconoció la soberanía marroquí del Sáhara Occidental. Pese a lo inesperado del giro, no pasó de ser una declaración presidencial. Joe Biden no parece interesado en una línea que atenta contra la legalidad internacional.

Presión en Bruselas

El envite de Trump dio alas a Rabat, que redobló su presión sobre la UE. Pese a los esfuerzos, no logró doblegar la voluntad de Berlín ni la de España, antigua potencia colonial en el Sáhara Occidental. Esta negativa explica las últimas crisis migratorias. Es el arma que tiene Marruecos para doblegar a Madrid.

En este contexto es importantísima la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que acaba de anular los acuerdos bilaterales entre la EU y Marruecos porque no han tenido en cuenta a los saharauis, a los que dota de representatividad en la gestión de sus riquezas, sean pesqueras, agrícolas o mineras. Se trata de un reconocimiento del Frente Polisario que abre un camino para la resurrección del plan de paz de la ONU.  

Aunque será difícil a corto y medio plazo porque Marruecos maneja bazas geoestratégicas y amistades que el Polisario no tiene, supone un revés para los intentos de Rabat de hacerse con la soberanía del territorio a través de los hechos consumados. Es una sentencia que podría aliviar la presión sobre España para obtener ese reconocimiento, pero no evitará que Ceuta y Melilla sigan expuestos al chantaje.

Protagonismo de Argel

Es también una victoria para Argelia, protector del Frente Polisario, inmersa en una guerra diplomática con Marruecos. No solo es la ruptura de relaciones, es también la prohibición de  que los vuelos con origen o destino a Marruecos sobrevuelen su espacio aéreo.

Argelia es el principal suministrador de gas natural para España a través de dos gaseoductos, uno de ellos desde Marruecos. Esta crisis afecta al precio de la luz. Tras años de retroceso con el declive físico de Buteflika, Argel quiere recuperar protagonismo en la zona.

España se mueve entre dos aliados enemistados entre sí. Uno tiene gas; el otro, la llave de la migración. Sánchez enfureció a Rabat cuando aceptó acoger, a petición de Argelia, al líder del Frente Polisario para que se tratase de covid en un hospital español. Desde entonces, el PP y sus aliados tratan de criminalizar al Cobierno. ¿Qué intereses se esconden en la persecución de la ex ministra de Exteriores González Laya? ¿Son el PP y Vox partidos promarroquís?

La resolución del tribunal representa un revés para la flota pesquera española, y un alivio para el sector agrícola que ve desaparecer una competencia desleal. La sentencia permite la continuidad provisional de los acuerdos para garantizar la seguridad jurídica de los afectados, pero obliga a buscar en breve un nuevo marco de relaciones comerciales con Marruecos que tenga en cuenta la voz y los intereses saharauis.

La izquierda ha celebrado la resolución; las derechas han expresado su temor a que dañe las relaciones con Marruecos. En España habrá pocos cambios en el discurso porque la dinámica de acoso y derribo al gobierno de Sánchez no se detiene en asuntos que afectan a la seguridad nacional. No se alarmen ni se alegren en exceso porque los hoy perjudicados sabrán encontrar, como siempre, un camino que dé la vuelta la situación. Una de las claves será Biden: ¿jugará en la bando de los intereses o en el de los derechos humanos?

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