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Josep Maria Ripoll: "Barcelona puede fijarse en aquel inconformismo de los 70»

El escritor y crítico literario Josep Maria Ripoll reúne en un libro los artículos de una firma de culto de la Barcelona contracultural, el malogrado Claudi Montañá (se suicidó a los 33 años, en 1977), autor de textos de referencia en cabeceras como ‘El Viejo Topo’ (publicación que cofundó y coordinó), ‘Star’, ‘Vibraciones’, ‘Nuevo Fotogramas’, ‘Ajoblanco’ o ‘El Papus’. Operación rescate de una pieza inspiradora del ‘underground’.

1 4 2021 - Sabadell - Josep Maria Ripoll a casa seva - foto Anna Mas

1 4 2021 - Sabadell - Josep Maria Ripoll a casa seva - foto Anna Mas / Anna Mas

Jordi Bianciotto

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Cuando usted tenía 13 años, a mediados de los 70, se dejó fascinar por los artículos de Claudi Montañá. ¿Qué cree que vio aquel jovencito en aquellos textos contraculturales?

Recuerdo el artículo ‘Están hablando de mi generación’, un texto muy libre, una especie de poema en prosa, que publicó en ‘Nuevo Fotogramas’, a partir de cuatro letras de canciones de rock. Yo no sabía quiénes eran los 'beatniks', ni los surrealistas, y me sorprendió mucho. 

Los descubrimientos de la adolescencia marcan para siempre.

Así es. Claudi me hizo descubrir muchas cosas: música, cine, literatura… Al cabo de poco me comencé a aficionar al rock, compré el ‘Vibraciones’ y me di cuenta de que su firma también estaba allí.

¿Por qué es preciso recuperar ahora a Claudi Montañá?

Por su manera tan personal de escribir y de afrontar la crítica, y porque muchas de sus ideas tienen una gran actualidad: “el capitalismo a veces tolera, nunca libera”, decía. “No da opción a elegir el color del futuro”.

¿Montañá era un anarquista?

Lo dio a entender muy discretamente. En un artículo decía que se sentía bien en el antiautoritarismo. En otro, se hacía una entrevista a sí mismo y, preguntándose cuál era su color preferido, respondía que el azul, pero “también el rojo y el negro, por razones más concretas”.

Mostraba una resistencia a las jerarquías, también en la escritura: el artículo periodístico considerado como literatura.

Ahí conectaba mucho con la tendencia del nuevo periodismo.

Escribió sobre figuras del rock internacional, como Pink Floyd o JethroTull, pero cultivó una mitología autóctona.

Se convirtió en el cronista de aquel ambiente de los 70 que se creó alrededor de la sala Zeleste de Argenteria. Cuando salió ‘Qualsevolnitpotsortir en sol’, poca gente conocía a Sisa, pero él ya lo entrevistó, y el artículo es un paseo por Barcelona, contando lo que ve y los bares que van visitando. Y cuando la CompanyiaElèctrica Dharma aún no había grabado un disco él se fue a la comuna donde vivían. En esos artículos se acerca a la cotidianidad. Claudi lanzaba una mirada nueva en una época que era muy avanzada, pese a las limitaciones del franquismo.

Hoy se discute hacia dónde va Barcelona. ¿Puede encontrar inspiración en aquel ‘underground’?

Podría, aunque el contexto es muy diferente. En aquella época, los jóvenes se independizaban muy deprisa, seguramente no había tantas necesidades ni tanto consumismo como ahora. Pero Barcelona bien puede fijarse en el inconformismo de aquella época. 

Montañá era un inconformista, pero podríamos deducir que acabó rindiéndose.

Participó en parte de la euforia de una época, pero se observa una decepción prematura, que ya reflejaba, por ejemplo, la película ‘El desencanto’, de Chávarri, sobre los hermanos Panero. Mi impresión es que él, de muy joven, se creyó las utopías del momento, y luego sufrió un gran desengaño al ver que todo aquello quedaba en nada. Sintió que se habían muerto los ideales, y lo veía con amargura. Todo eso aparece en sus artículos.

Se suicidó en 1977, un año bisagra en diversos órdenes.

El año de las primeras elecciones, y del tránsito, en el Reino Unido, del ‘underground’ al punk. Un momento de cambios. 

Conclusión: cuidado con creerte demasiado las causas con las que simpatizas. Aunque Montañá debía ser partidario del todo o nada, sin término medio. 

Quizá debamos ser más escépticos en la vida. A Claudi le entristeció ver que no solo que los ideales se reprimían, sino que el sistema los asimilaba. 

En su interés por las figuras de los márgenes, manifestó cierta fascinación por Ulrike Meinhof.

Un artículo discutible, pero debemos situarnos en la época. En aquel tiempo se habló mucho de Baader-Meinhof, y Jean Genet escribió un texto radical en ‘Le Monde’ al respecto. Claudi se refería a la represión que el sistema ejerce sobre las rebeliones. 

En su libro de memorias, Pepe Ribas escribe que Montañá dejó ‘Ajoblanco’ “con un bostezo”. ¿Sabe por qué lo dice?

No he llegado a aclararlo. Ribas dice que había un cierto desinterés por su parte. Solo colaboró en los dos primeros números, cinco artículos. Algo ocurrió y no se entendieron.

Montañá entrevistó a figuras como Vargas Llosa, Saura o Raimon, pero no ha incluido estos textos en el libro. ¿Por qué?

En estas entrevistas, Claudi desaparecía un poco como autor, como pasa muchas veces en las entrevistas. Quien habla es el entrevistado. La de Vargas Llosa, hablando de cine, para ‘Nuevo Fotogramas’, la incluí al principio, pero al final la suprimí porque no veía a Claudi ahí. Solo conservé dos, la de Sisa y la de Salvador Picarol, porque reflejan la Barcelona del momento.

El libro lo ha editado el Ayuntamiento de Barcelona. No sabemos que diría de eso Montañá, él que era crítico con la apropiación cultural por parte del poder. 

No podemos imaginar qué diría sobre una situación actual alguien que murió hace tantos años. Nunca lo sabremos.

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