LIBRE DE CARGOS

¿Lula vuelve?

El regreso del carismático político brasileño a la arena electoral puede suponer una mayor polarización en el país, y que esta tesitura de alas a Bolsonaro, que hoy está en horas bajas

Lula da Silva

Lula da Silva

Salvador Martí Puig

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En los medios de todo el mundo ha saltado la noticia de la vuelta de Luiz Inácio Lula da Silva a primera línea de la política brasileña, e incluso hay quien ya vaticina su candidatura a la presidencia para el 2022. La razón de ello es que el juez Edson Fachin, de la Suprema Corte de Brasil, emitió un 'habeas corpus' en base al cual anuló los cuatro procesos que pesaban sobre él al considerar que el tribunal de primera instancia de Curitiva era un foro sin competencia para ello. Además, también está en marcha otro proceso en el que se señala que Sergio Moro -el juez que impulsó la operación Lava Jato y que luego fue ministro de Justicia del gobierno de Jair Bolsonaro- no fue imparcial.

Lo expuesto significa que Lula está libre de cargos y que puede convertirse -por enésima vez- en el candidato de la izquierda brasilera. De todas formas, puede también suceder que lo acontecido sea solo un paréntesis, ya que es posible que pronto empiece un nuevo proceso judicial y que la labor de la justicia entre en una nueva fase. Una nueva fase que retomaría un tribunal federal y que podría extenderse en el tiempo y reabrir nuevamente todas las causas que pesaban sobre él. Así pues, nadie puede descartar que Lula vuelva a ser encausado y que el veredicto no sea favorable.

Si la situación de Lula aún es tan incierta, la pregunta es: ¿Por qué hay tanto revuelo con esta noticia? La respuesta pasa por constatar que Lula es hoy uno de los personajes vivos más carismáticos de la escena política latinoamericana. Se trata de un carisma que ya tenía en su juventud, cuando era un trabajador sindicalizado y fundó el Partido de los Trabajadores, y que con sus dos mandatos al frente del gobierno brasileño y con su paso por la cárcel ha incrementado.  

Cabe recordar que en su estancia en la cárcel pasaron a visitarlo artistas, escritores, líderes sociales y un rosario de mandatarios como Pepe Mujica, Alberto Fernández o el mismo José Rodríguez Zapatero. Y también que, al salir, en noviembre de 2019, su primer viaje fue al Vaticano, donde le concedió audiencia el mismo Papa de Roma. De todas formas, desde su vista a Europa, Lula ya no estaba en la cárcel pues el fallo de su condena aún no era firme.

Pero más allá de los temas judiciales la gran cuestión es si Lula puede ser presidenciable o no, y si con ello hay un vuelco en la dinámica electoral del próximo año. Sobre este tema las opiniones en el país están encontradas. Por un lado, hay quien expone que el regreso de Lula a la arena electoral puede suponer una mayor polarización en el país, y que esta tesitura de alas a Bolsonaro, que hoy está en horas bajas. Por otro lado, existe quienes confían en la figura de Lula para movilizar no solo a toda la izquierda, sino también a grandes sectores de población de origen humilde que sin estar politizados han sufrido de forma intensa la crisis sanitaria y económica del covid-19.

De todas formas, pase lo que pase, la izquierda política brasileña (y la de toda la región) debería reflexionar sobre su incapacidad a la hora de generar nuevos liderazgos y discursos. En un contexto como el de la pandemia en que ha incrementado la brecha entre ricos y pobres, donde se ha destruido de forma masiva empleo y en que la precariedad ha aumentado, que la izquierda no haya podido articular propuestas para luchar contra estas nuevas injusticias es revelador. Que Lula, con 75 años, se presente como la gran esperanza de la izquierda brasileña no es un buen augurio. Exponer que puede ser candidato porque es más joven que Biden no es un argumento razonable, más bien una triste excusa ante la falta de relevo generacional y la orfandad que reina en la izquierda.

En cualquier caso, si Lula se presenta como candidato y gana de nuevo la presidencia, tendrá que enfrentarse a múltiples retos. Quizás en ese momento deberá pensar cómo llevar a la práctica lo aprendido en el libro '21 lecciones para el siglo XXI' de Yuval Noah Harari. Una obra que, según el escritor cubano Leonardo Padura tras visitar a Lula en la cárcel, fue la lectura de prisión que más le había inquietado.

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