Un derecho bajo amenazas

Acosar a las mujeres que abortan

A las dificultades con que se topan las mujeres ahora se suman, también en España, concentraciones para coaccionarlas

Manifestantes en la protesta de la 'huelga de mujeres' contra el endurecimiento de la ley del aborto en Varsovia.

Manifestantes en la protesta de la 'huelga de mujeres' contra el endurecimiento de la ley del aborto en Varsovia. / KACPER PEMPEL

Ana Bernal-Triviño

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Hace unas semanas, Honduras ratificó una reforma que prohíbe el aborto. Polonia ha prohibido el acceso al aborto en casi todos los casos. En nuestra vecina Andorra, las feministas aún son acosadas por defender este derecho. Las mujeres en Estados Unidos miran a Biden para saber qué política aplicará tras la persecución que Trump mantuvo contra las clínicas abortivas. Nos puede parecer algo lejano pero en España, al igual que en Europa u otros continentes, se sigue agitando un fantasma sobre el derecho al aborto. 

No echemos aquí las campañas al vuelo, pensando que estamos mucho mejor. Recuerdo que el Tribunal Constitucional español lleva diez años para pronunciarse sobre la ley del aborto, después del recurso del Partido Popular en 2010. Esto es la parte legal, luego está la parte práctica. 

Hace unos días, Women’s Link denunciaba que la web de Women on Web, que ofrece información a las mujeres que deciden abortar, fue bloqueada. Como denunciaban, la información oficial sobre el aborto en España es escasa y abundan las declaraciones de objeción de conciencia en la sanidad pública. Puede parecer algo poco importante, pero muchas mujeres escriben en esa web pidiendo ayuda ante las situaciones en las que se encuentran. Por ejemplo, ser calificadas de "malas personas" por personal médico, negarles directamente la opción al aborto, decirles en el centro de salud que hagan una "meditación de cinco días" y, tras ello, decirle lo mismo mientras los días de plazo se agotan, o mujeres inmigrantes sin papeles que no pueden abortar de forma gratuita por esta razón. 

Pero a ello se suma un factor más. Al igual que en los Estados Unidos de Trump, un grupo en redes sociales, que se hace llamar 'De cañas por España', hace una llamada a concentrarse todos los últimos viernes de cada mes ante clínicas abortivas en Madrid. Dicen que es una iniciativa juvenil. Allí, en grupos de veinte personas, las mujeres que acuden a abortar a estas clínicas son insultadas, increpadas y tienen que ver como el grupo les muestran imágenes de fetos (muchas de ellas, falsas). Si ya de por sí el aborto es un proceso psicológico duro, donde esas mujeres están sometidas a un proceso nada agradable y donde hay personal sanitario que no le atiende como es debido, se encuentran de nuevo con estos grupos, justo en uno de los momentos claves de su vida.

A estas alturas tenemos, una vez más, que recordar que Naciones Unidas reconoce el derecho al aborto seguro como un derecho humano. Y, por obvio que parezca, tenemos que repetir que este derecho no obliga a todas las mujeres a abortar, sino que garantiza. Quien no quiera, que no lo haga. Pero la mujer que lo necesite, que tenga la opción. 

Quienes niegan que el machismo existe, tienen en todo el mundo la mejor representación de que aún vive en cómo cada país gestiona su derecho al aborto, y en cómo aún hay mujeres a las que lapidan por ello o que son llevabas a la cárcel. En cómo hay países que han sido más tolerantes con derechos LGTB (quizás porque ahí hay hombres) mientras el derecho de las mujeres a abortar no está contemplado. Muchas feministas siguen luchando por él bajo amenazas y en situaciones muy hostiles. Aún más en aquellos contextos donde la religión tiene todavía mucho peso.

Esta ola de ataques contra el aborto no es casual. Es planeada, coordinada y financiada. Desde los grupos de ultraderecha de Estados Unidos pasando por la Agenda Europa. Un grupo que desde 2013 empezó sus reuniones entre EEUU y Europa para trazar una agenda de políticas que restauren "la ley natural", es decir, que la única unión posible entre dos personas sea la de hombre y mujer con el fin de procrear. Por supuesto, están en contra del aborto. O la Federación Europea One of Us, impulsada por el ex ministro del Partido Popular, Jaime Mayor Oreja. Reúne a casi todas las asociaciones en contra del derecho al aborto y que hacen presentaciones por Europa y Latinoamerica. 

Sé que el feminismo tiene muchos frentes abiertos, pero no se puede olvidar que el tema de aborto sigue ahí, latente y amenazando. Y, por encima, está el garantizar y respetar la voluntad de las mujeres. Lo necesitan, por salud y ética, en uno de los momentos más delicado de sus vidas.

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