Los pactos poseletorales

Dos posibilidades de Gobierno

Un Ejecutivo de izquierdas que supera en votos a un Ejecutivo independentista es la voluntad popular que habría que respetar

El PSC de Illa gana en votos, pero el independentismo suma mayoría absoluta

El PSC de Illa gana en votos, pero el independentismo suma mayoría absoluta

Eulàlia Vintró

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El resultado electoral en Catalunya ha significado varios cambios importantes en la correlación de fuerzas políticas y ha abierto un escenario que parecía cerrado a cal y canto. Asimismo ha generado dos novedades indeseables.

La primera, se ha batido el récord de la abstención superando el peor índice de participación del año 1992, entonces el 54,9% y ahora el 53,6%. Es decir, casi la mitad de personas con derecho a voto no lo han ejercido y, como ocurre siempre, la abstención se dispara en las zonas más humildes y la participación crece en los territorios más ricos. En Sarrià-Sant Gervasi ha votado el 68,4% y en Nou Barris, el 46,06%; en Sant Cugat, el 67,9%, y en Sant Adrià, el 40,6%. Es obvio que el miedo a la pandemia, la lluvia y el creciente cansancio de la gente en relación con el desgobierno y la incapacidad de los políticos para resolver sus problemas ha jugado un buen papel en estos resultados. Recordemos que en las dos últimas elecciones autonómicas se llegó casi al 75% y al 80% respectivamente.

La segunda, la ultraderecha ha entrado con empuje en todas las circunscripciones y ha devenido la cuarta fuerza política. El resto de partidos deberían analizar cuidadosamente los votos que ha obtenido y dónde, a fin de diseñar y acordar cómo disminuir su impacto y reducir su crecimiento. 

En cuanto a los cambios hay que destacar la victoria en votos del PSC, 642.224, que, además y por primera vez, iguala en escaños, 33, a ERC, segundo partido con 596.231 votos. ERC logra el primer lugar entre los independentistas con un escaño y 34.238 votos más que Junts. Cs se desploma y pasa de ser el primer partido con 36 escaños a una cifra sorprendente de 6, con una pérdida de 954.317 votos. Los 'comunes', 8 escaños, y la CUP, 9, se mueven al borde del 7% de votos, con una ligera ventaja por parte de los 'comunes' pero con menos escaños, debido a la ley electoral que prima las circunscripciones de Lleida y Girona por encima de Barcelona y el área metropolitana. El PP pierde un escaño y no llega ni al 4% de los votos.

El candidato Illa

La presentación de Illa como candidato del PSC provocó una alteración tal que incluso el Gobierno de JxCat y ERC intentó retrasar las elecciones con la excusa del virus, insinuó una posible ilegitimidad y estimuló la renuncia a formar parte de las mesas. Si hasta su presentación la única duda se basaba en qué fuerza encabezaría el independentismo, después las encuestas ya aseguraban que ganaría ERC. 

Ahora, con los datos en la mano, hay dos posibles mayorías, una que priorice el voto de izquierdas, PSC + ERC + ECP y la otra que repita el voto independentista, ERC + Junts + CUP. El resultado en escaños es el mismo, 74, pero en votos gana la izquierda por 84.992 votos. Además, si sumamos las pérdidas en votos de todos los partidos, excepto el PSC que gana más de 40.000, veremos que la suma de los independentistas significa una disminución de 734.133 votos mientras que la suma de las izquierdas solo ha bajado en 174.449 votos . 

Queda, pues, claro que ERC debe decidir si quiere reiterar una coalición que no ha gobernado y que le volverá a condicionar cualquier acuerdo político y social. Las relaciones entre ERC y Junts, desde enero de 2019, han generado sorpresa, confusión, indignación y desengaño y nada insinúa que deban mejorar excepto el afán de poder. También existe la incógnita de si la CUP antepondrá la independencia a la política socioeconómica y medioambiental, ya que ECP afirmó que no lo apoyará. La otra decisión es si quiere que la primera letra del nombre de su partido, izquierda, se convierta, sin debilidad, en el eje fundamental de la nueva legislatura. No ha sido así en sus últimos gobiernos y la situación social, sanitaria, económica y ecológica de Catalunya no se pueden permitir alargar la indefinición y hundirse en un abismo de complicadísima salida.

Un Gobierno de izquierdas que supera en votos a un Gobierno independentista es la voluntad popular que habría que respetar, dejando de lado los falsos cordones sanitarios que se han escuchado en plena campaña y que la realidad contradice a nivel municipal, estatal y europeo. 

Si una de estas dos posibilidades no prospera, se puede pensar en gobiernos en minoría, de uno u otro signo, y apoyos parlamentarios diversos, pero la debilidad de un Gobierno sin mayorías estables no es ahora aconsejable. También existe la repetición electoral como última opción, pero esta es la menos recomendable. Es hora de dialogar, pactar y gobernar.