La lucha contra el covid

Etapa final, aprendamos a convivir con el coronavirus

La atención primaria y la salud pública deben ocupar la centralidad que exige el momento actual de la pandemia

Colas ante las carpas habilitadas para la realización de pruebas PCR en Sabadell, el 6 de agosto

Colas ante las carpas habilitadas para la realización de pruebas PCR en Sabadell, el 6 de agosto / periodico

Fernando G. Benavides

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La gran diferencia entre la pandemia actual del covid-19 y las pandemias pasadas, como la gripe del 18, es que ahora disponemos de un sistema de ciencia e innovación robusto, interconectado globalmente, que razonablemente nos permitirá disponer de una vacuna segura y efectiva en poco meses. Sacar los santos en procesión es ya solo motivo para hacer chistes, mientras confiamos en el trabajo que se hace en los centros de investigación. Afortunadamente, desde hace ya un tiempo, hemos aprendido a mirar la tierra en lugar del cielo para resolver nuestros problemas mundanos.

La información que nos proporcionan las revistas científicas de referencia internacional, cuyos resultados están disponibles para su escrutinio por otros investigadores, que compiten por esos mismos resultados, son esperanzadores. El reto entonces, y esta es una tarea de la política, será garantizar un acceso que responda a prioridades sanitarias, y no a privilegios económicos que ahonde aún más las desigualdades sociales en salud. Y para que esto no ocurra hay que empezar ya a organizar esta distribución a los grupos de más riesgos, y poco a poco al resto de la población hasta llegar a una cobertura que garantice la inmunidad de grupo. El funcionamiento a pleno rendimiento de la Agència de Salut Pública, que todos decimos es una prioridad, es un requisito para alcanzar este objetivo.

Aún quedan semanas de incertidumbre

Pero hasta llegar a ese momento, que todos deseamos, aún quedan días y semanas de incertidumbre y sufrimiento. Más aún cuando hemos tardado tanto en comprender que para prevenir la pandemia hay que salir de los hospitales. Nuestro sistema sanitario adolece de una excesiva centralidad de los hospitales. Por supuesto que, al inicio de la pandemia, en el mes de marzo, esta centralidad era necesaria, pues lo que teníamos delante eran enfermos, muchos graves, que había que atender y tratar, con los escasos recursos disponibles. Pero ahora no parece ser lo más conveniente construir nuevos hospitales, auxiliares a los ya existentes, como planea el Departament de Salut de Catalunya.

La atención primaria y la salud pública deben ocupar la centralidad que exige la actual etapa de la pandemia. Los cribados y la detección de casos, la mayoría asintomáticos o con síntomas leves, junto al seguimiento de los contactos, deben <strong>llegar a los barrios, e incluso a las casas, </strong>a fin de controlar la cadena de trasmisión. Ahora deben ser las escuelas y las empresas, que ya lo eran, el foco central de las actividades preventivas.

Los protocolos acordados por las administraciones educativas y sanitarias para mantener la actividad escolar, gestionando adecuadamente la prevención y los posible brotes que vayan apareciendo, muestran la hoja de ruta para los próximos meses. Los profesores y personal de administración de los centros de enseñanza, al igual que los sanitarios, merecerán nuestro reconocimiento pues son ahora los que asumen la mayor parte del riesgo. Por supuesto, deben contar con los recursos y apoyos necesarios. No necesitamos héroes, solo profesionales que asumen su responsabilidad.

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