ANÁLISIS

No es el VAR, son los árbitros

Jorge Molina protesta al árbitro en un partido del Getafe.

Jorge Molina protesta al árbitro en un partido del Getafe. / periodico

Antonio Bigatá

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Primero los datos:

1) Los árbitros aplican criterios muy diferentes en jugadas muy parecidas. Diferentes criterios en todo tipo de situaciones: en recurrir o no a la ayuda del VAR, en considerar merecedores de sanción los codazos contra los cuellos y cabezas en las disputas aéreas, en analizar o no las jugadas previas (de más de dos o tres toques de balón) a los goles y a las faltas de lo que ahora se llama "situación prometedora".

2) Respaldados por la existencia el VAR los árbitros intervienen mucho más que antes en las jugadas ordinarias de contacto entre jugadores, en situaciones de medición milimétrica, pero conservan el fuero de decidir en función de su criterio más subjetivo sobre la intencionalidad (balones que rebotan desde el cuerpo a los brazos, zancadillas de cierta peligrosidad). Todo ello significa que influyen más en el rítmo del partido y en los resultados finales.

3) Todo lo anterior se acompaña de tres factores: el telespectador no tiene derecho a ver las imágenes que efectivamente analiza el VAR, no se les permite oír las valoraciones de los jueces, luego no trascienden oficialmente --no se castigan públicamente ni los grandes errores arbitrales del colegiado de campo ni los de la sala verificaciones, y existe una manifiesta inhibición --falsamente constructiva-- de la mayoría de los comentaristas en directo o diferido, que, en general, dan continuas muestras de disimulada empatía con los equipos de Madrid (su mercado natural en los pluriempleos que ellos mismos tienen en radio o prensa escrita), con un claro síndrome de Estocolmo por parte de la mayoría de los comentaristas de relleno y compensación colocados por ser antiguos jugadores del Barça. Del mismo modo existe ese mismo tipo de empatía en muchos árbitros, cuya carrera profesional depende en muy buena medida del apoyo o los frenos que les prestan los medios de comunicación de la capital de España.

4) Resultado: ante el Alavés el Madrid abrió el marcador gracias al tercer penalti consecutivo a favor, que era el cuarto en los ocho partidos disputados después de la suspensión temporal por el coronavirus.  Solo alguno de ellos ha parecido ser realmente penalti.  Pero como insinuarlo ya no se trata de una sutileza de Piqué o un enfado del Barça sino que se extiende un amplio clamor de protesta ante las injusticias en Valencia, San Sebastián, Getafe y Bilbao, denuncias de la prensa internacional especializada y análisis críticos por parte de diversas personalidades de seriedad acreditada, la situación se ha convertido en grave. Porque a los penaltis propios se añaden los no-penaltys ajenos, los goles anulados y las jugadas juzgadas con criterios desiguales que han sufrido la mayoría de los equipos que se han enfrentado al Madrid.

5) Conclusión estructural: la crisis no es del VAR sino, como antes, es de los árbitros españoles. Los equipos que no son el Madrid suelen tener incidencias menores en las competiciones internaciones con los árbitros extranjeros. Aquí tenemos los árbitros más presionados de Europa y muchos de los de menos personalidad. Trascienden respecto a ellos verdaderos escándalos, como el de que no tuvo sanción que Florentino protestó  personal y telefónicamente a los árbitros después de considerarse perjudicado en una jugada y desde entonces se modificó el criterio del VAR. No hay que cambiar el VAR, hay que cambiar los árbitros y se debe poner punto final a actuaciones como la de quien se cree un Ser Superior. 

6) Conclusión deportiva: el Barça en general pierde los puntos que no merece,  el Madrid no. Esta es la guinda de la edición más desacreditada por múltiples razones de la Liga.

7) Propuesta de futuro: el próximo cambio sustancial del fútbol que mejorará la justicia en las competiciones debe consistir en que en la Liga, así como los otros campeonatos de primerísimo nivel, arbitren colegiados extranjeros. O que por lo menos sean extranjeros quienes controlen desde el VAR. Será un verdadero espectáculo ver a nuestros mediocres colegiados aprendiendo en la Premier o la Bundesliga, y será magnífico que en el campeonato español  los títulos se disputen sin las parcialidades que hemos vivido en esta desgraciada continuación tras la pandemia.