ANÁLISIS

Griezmann o la quinta silla

Griezmann, en el partido contra el Mallorca.

Griezmann, en el partido contra el Mallorca. / periodico

Sònia Gelmà

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En mi barrio hay una pequeña tienda de decoración que hace esquina y cuyo escaparate me atrapa a menudo. No siempre me puedo permitir lo que tienen, pero cuando llega el momento, prefiero comprar allí. No quiero que bajar a la calle se convierta en un paseo entre locales desiertos.

Hace unas semanas necesitaba una mesita auxiliar. No tenía una idea concreta, así que entré en la tienda a curiosear y me topé con una silla genial. Me encantan las sillas. De hecho, ya tengo las cuatro que necesito, pero es que ésta daba mucha personalidad. Quizás la podía situar apartada de la mesa, en un rincón donde luciría igual. Además, pensé, si tengo alguna vez visita numerosa, será útil. Salí de la tienda muy orgullosa con mi flamante silla de estilo francés. Es cierto que me costó más de lo que esperaba gastar, pero era aun así la pude comprar a un precio por debajo de su mercado. Una ganga. Valió la pena.

Este fin de semana me he comprado una mesita auxiliar muy barata en otra tienda que tengo delante de casa. El dependiente me dijo que era danesa pero tampoco me fijé demasiado. Me vale mientras encuentro otra que combine mejor. La utilizo mucho y mide justo lo que necesitaba. Nada que ver con la calidad de la quinta silla, pero mucho más útil, claro.

"Indiscutible"

A estas alturas ya habrán deducido que Griezmann es una silla y que Braithwaite es una mesa auxiliar para salir del paso. Setién tiene clara la jerarquía del francés. "Indiscutible", dice. Y su apuesta tiene lógica, porque su talento está fuera de discusión. En el Barça, sin ni siquiera brillar, suma ya 14 goles esta temporada. Y conviene tener presente que no niega un esfuerzo defensivo. Pero el problema no es de Griezmann, el problema sigue siendo de raíz. Porque su aparente poca participación y conexión con sus compañeros de equipo demuestra que aún no ha encontrado su papel en este equipo.

Su fichaje fue eso que calificamos como oportunidad de mercado, que suele ser sinónimo de incorporación innecesaria. Mientras el francés intenta adaptarse al juego, en algunos partidos con mayor éxito que en otro, el Barça sigue teniendo carencias de lo que realmente necesita. Hasta el punto de que un jugador llegado del Leganés y que no hubiera soñado formar parte de esta plantilla ni en sus mejores sueños parece amoldarse mejor al equipo.

Seguiremos teniendo paciencia, si somos justos con Griezmann, ni siquiera lleva una temporada, y por supuesto un partido sin público y tras tres meses parado no puede servir como argumento de nada. Otra cosa es que a cada partido en que su presencia resulta irrelevante, sea inevitable preguntarnos qué se buscaba cuando se le fichó. Griezmann no ha fichado por un año, ni por dos. Pero le puede preguntar a Coutinho sobre el grado de paciencia del barcelonismo y del club azulgrana.

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