IDEAS

Réquiem por las películas que no se harán

Si en condiciones normales ya es complicado que las voces más personales levanten sus proyectos, no quiero ni pensar cómo lo van a hacer a partir de ahora

Imagen del tráiler conceptual de 'A Topiary', de Shane Carruth

Imagen del tráiler conceptual de 'A Topiary', de Shane Carruth

Desirée de Fez

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El mes pasado, Shane Carruth concedía una entrevista a 'IndieWire' en la que confirmaba la leyenda de que se retiraba del cine. Al menos como director, pues parte de ese artículo gira en torno a su padrinazgo, como productor ejecutivo, de 'The wanting mare', debut de Nicholas Ashe Bateman. Días después, el cineasta liberaba el viejo 'concept trailer' de 'A Topiary', ambicioso proyecto de ciencia ficción que arrastra desde hace años y ahora ya sí parece que no se hará nunca. 

El caso Carruth es particular. El grado de enfado con Hollywood que muestra en esa entrevista, muy elocuente pero a la vez súper incómoda de leer, hace sospechar que las razones por las que el director de 'Primer' (2004) y' Upstream color' (2013) no levanta sus películas son más complejas de lo que parece. Es uno de mis directores favoritos, y llevo años sin entender cómo no hay bofetadas para producirle una película, la que él quiera, como él quiera, cada año. Pero, aunque no sé explicar bien por qué, esa última entrevista me hace sospechar que esa imposibilidad va más allá del vacío industrial ('A Topiary' es un proyecto caro) a uno de los talentos más increíbles que ha dado el cine del siglo XXI. El caso Carruth es para mí un misterio insondable y motivo continuo de desilusión: me niego a no ver más películas suyas. Y esa frustración, alimentada por el avance conceptual de A Topiary', me llevó hasta otra. La frustración de sospechar que, en un momento tan tremendo como este, muchos cineastas que me interesan todavía lo tendrán más difícil para rodar sus películas que hace meses.

Desde hace unas semanas, no me preocupa tanto tener que esperar a ver las películas que ya están hechas como sospechar que, con el revés que está suponiendo todo esto para el cine, muchos filmes que me apetecería ver igual no llegan a hacerse nunca. O igual sí, pero no de momento. O no los primeros. O quizá cuando les llegue el turno estén mustios de tanta espera. Si en condiciones normales ya es complicado que las voces más personales, audaces, despegadas de las fórmulas y abiertas a buscar en otras direcciones levanten sus proyectos, no quiero ni pensar cómo lo van a hacer a partir de ahora.

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