La temporada turística

Corredores, ya

Los turistas internacionales vendrán si se agilizan las negociaciones en torno a las rutas aéreas seguras, que han comenzado demasiado tarde. No se ha tomado la iniciativa. Se ha ido a remolque

Varios pasajeros llegan al Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, el 23 de mayo

Varios pasajeros llegan al Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, el 23 de mayo / periodico

Josep-Francesc Valls

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El primero de julio es la fecha. Tras haber perdido un cuatrimestre entero de actividad turística, llega el momento de intentar salvar la temporada. Bien es cierto que nada tendrá que ver con las dos anteriores, pero la recuperación plena de los viajes servirá para animar un sector que hace 15 días daba por perdido el 2020.

La primera condición para que esto ocurra pasa por asegurar que durante los diez últimos días de junio se pueda circular libremente por el territorio español. De este modo, se garantizará el primer flujo de turistas que está en condiciones de viajar a territorios y establecimientos libres de covid y que dispone de recursos económicos suficientes para realizar unas vacaciones. No serán tantos como el año pasado porque muchos preferirán quedarse en casa para evitar riesgos o porque la pandemia les ha afectado económicamente. A estas alturas del proceso de desconfinamiento, la drástica reducción de las cancelaciones efectuadas y el aumento de las reservas para julio, agosto y septiembre evidencian claramente la decisión de viajar de este  grupo.

Tomar la iniciativa

Aparte de los españoles en España, que vengan los turistas internacionales es la segunda condición indispensable, sobre todo para destinos como Catalunya. Pero para que se cumpla esta segunda condición de salvar la temporada nos está pillando un poco el toro. Los turistas internacionales vendrán si: 1) se refuerza la imagen de destino refugio, que tanto éxito ha dado en las últimas décadas; y, sobre todo, 2) se agilizan las negociaciones en torno a los corredores aéreos, que han comenzado demasiado tarde. No se ha tomado la iniciativa. Se ha ido a remolque. Gran Bretaña ha firmado fronteras abiertas con Portugal, Grecia y algunos países Commonwealth o ex, para garantizar que el 'hub' de Londres siga pujante. Austria, Alemania y la República Checa se han aprestado a facilitar los intercambios de sus nacionales. Fue necesario que el Gobierno español decretara hace unas semanas cuarentena para todo aquel que viniera a España; daba seguridad, pero tal vez faltó tacto para enfatizar que se trataba de una medida provisional, como al final ha ocurrido.

Esperar demasiado del consenso europeo tal vez ha resultado útil al obtener un buen botín para la reconstrucción, pero a cambio se ha sacrificado nuevamente la política turística. Veremos como estos días Bruselas se preocupa más de la salvación de las aerolíneas que de los corredores aéreos intracomunitarios. Si España es el país líder en oferta turística, lo lógico sería que dirigiera la política turística de la UE. Por ejemplo, avanzándose a proponer un Imserso europeo. Tal vez en primera instancia no se puede plantear a 27 países, pero sí entre algunos pocos. El covid puede ser una nueva oportunidad de intentarlo. 

Hablando de corredores, siempre se relacionan con lo aéreo. La extensa red de alta velocidad en España y Francia y las buenas conexiones con Alemania, Austria, Bélgica y Países Bajos, facilitaría enormemente el intercambio de pasajeros, ahora que resulta tan necesario.

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