IDEAS

Las casas malditas

Puede que 'La maldición de Hill House' sea una historia de miedo sin más, pero, como me decía mi madre, recuerda: "Las casas grandes hacen a las mujeres viejas".

Imagen promocional de la adaptación televisiva de 'La maldición de Hill House'

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Mónica Vázquez

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“Las casas grandes hacen a las mujeres viejas”, me dijo mi madre con ligereza, como quien habla del clima o del precio de las fresas. Tenía entonces diez años, y no sería la última vez que oiría esas palabras, otrora hijas de los labios de mi abuela. Recuerdo quedarnos en silencio después, intentando acompasar nuestras realidades. Mi madre quiso avisarme del peso del hogar, la interminable responsabilidad de llevar una casa, que tendía a caer en los hombros de las mismas de siempre. Pero, en mi inocencia, entendí la lección a medias y las casas cobraron un sombrío significado para mí. Veía los pequeños chalets adosados del vecindario como castillos encantados que se alimentaban de la fuerza vital de las mujeres, que vivían encadenadas a ellos. Las imaginaba desapareciendo, absorbidas por el papel de flores, sombrío y cruel, que cubría las paredes. Me quedaba paralizada en mitad de mi imaginación, viéndolas marchitándose, retorciéndose como pasas, dejándose las manos y el alma en frotar el suelo hasta hacerlo brillar de soledad y desesperación.

Desde aquel momento, me obsesionaron las historias de casas encantadas y fantasmas. Hoy, muchos años después, llego a las puertas de House Hill de la mano de Shirley Jackson donde Eleanor, magnética protagonista que desgrana la esencia de todo cuanto vive mediante deliciosos monólogos internos, es la víctima de una mansión abandonada y maldita que la consume poco a poco para terminar engulléndola. Esta obra de arte no es tan sólo un libro de terror, sino un delicado y contundente tapiz de significantes que arraigan en tu corazón y crecen, salvajes, llenando tu alma de colores y texturas. Y sientes miedo. Y haces bien.

Algunos consejos pasan de generación en generación como secretos rellenos de crema pastelera envueltos en cotidianidad; un mordisco de realidad que sabe a futuro para que puedas armarte con tiempo y aprender a defenderte del monstruo que ellas no pudieron matar. Puede que 'La maldición de Hill House' sea una historia de miedo sin más, pero recuerda:"Las casas grandes hacen a las mujeres viejas".

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