Inseguros frente al sistema

Buenos días, vecina

Mientras sigamos alimentando mafias, comprando bolsos en el 'top manta' o llamando a un 'glover' para que nos traiga la merienda, el mundo no va cambiar

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Imma Sust

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Tengo la inmensa suerte de vivir en una escalera de vecinos donde la mayoría de las personas son normales. Mi vecina de rellano me regala sushi cada dos por tres porque su familia tiene una restaurante japonés, y mi vecino de arriba me trae pimientos y limones del pueblo. Dicho esto, no me puedo quejar. Ni ruidos, ni fiestas, ni nada. Como mucho, los niños de la finca corriendo los domingos por la mañana. No me quejo, soy feliz. En la última reunión de vecinos, decidimos actualizar los estatutos para vetar a los pisos turísticos. Yo no estaba de acuerdo, pero la democracia siempre gana y visto cómo ha evolucionado todo, creo que hicimos bien.

Esta semana nos hemos encontrado en Barcelona con un caso brutal por parte de un conocido. Les explico. Él y su pareja viven felizmente alquilados en un piso del Born. De repente, la puerta de enfrente se convierte en piso turístico. No quiero criminalizar a los pisos turísticos porque no todos son iguales, pero este era de los molestos. Ningún filtro a la hora de buscar a los inquilinos, que campaban a sus anchas por las escaleras bebiendo y fumando porros, y montando fiestas ruidosas hasta las tantas de la madrugada. La pareja llama a la Guardia Urbana como en 15 ocasiones y ninguna de ellas con resultado de éxito. Por lo visto, los turistas ya han aprendido que sin orden judicial no tienen por qué abrir la puerta aunque llame la Policía. Investigan, descubren que el piso es ilegal y que no tiene licencia para alquilar a turistas. Lo comunican al Ayuntamiento de Barcelona, que manda a dos inspectoras que se encuentran con que tampoco les abren la puerta y que se marchan amenazadas por los inquilinos. Investigan y descubren que es un piso de la plataforma <strong>Airbnb</strong>. Intentan ponerse en contacto con ellos, pero tampoco tienen éxito. Mil respuestas automáticas que no van a ningún lado.  Se desentienden. “Cada día nos suben 200 pisos a la web y no podemos controlar si todos tienen licencia” les dicen.

La pareja, al verse sola, se siente con la obligación moral de hacer algo. Cuelgan un cartel en la puerta avisando a los turistas de que el piso es ilegal.  ¿Cuál es el resultado? Se abre la puerta del piso mientras están colgando el cartel, sale un hombre y le propina una paliza a uno de los chicos. Después de los golpes y dejando al joven en el suelo, el agresor se encierra otra vez dentro del apartamento. Ellos tienen miedo y se largan a casa de unos amigos sin antes pasar por el hospital, pedir el parte facultativo y denunciar. Parece que lo van a solucionar por fin. El agresor está localizado. Pero, ¿qué hace la Policía? Nada. ¿Por qué? Porque el agresor, que ya sabe que hay un vacío legal, no les abre la puerta. Y así están las cosas ahora. Nuestro amigo acojonado con su pareja agredida, viviendo fuera de su casa porque la Policía ni les protege ni detienen al culpable, que suponemos que sigue atrincherado en el piso ilegal. Pueden seguir el caso y leer el hilo de @xavibuxeda en Twitter para ver cómo ha evolucionado el caso.

Una red de amigos que nos proteja

Tendríamos que empezar a pasar de todo y rodearnos de una buena red efectiva de amigos y familiares y no confiar en que el sistema nos va a proteger. No dejar nuestros pisos en manos de mafias y desde el Ayuntamiento controlar bien esto. Airbnb no tendría que existir o ser multada duramente. No puede ser que anuncien pisos ilegales sin ningún tipo de control. Pero, claro, hablamos de un negocio que controla la mayoría de los pisos de alquiler turístico de las principales ciudades de Europa. No es un modelo ni ético ni justo. Personalmente, pienso que se tendría que ilegalizar.

Hay una opción mucho más sencilla si quieres ir de vacaciones y no quieres pagar ni alojarte en un hotel. Intercambio de casas. Inviertes cero euros, con lo que te ahorras un montón de problemas. No necesitas licencia, ni declarar a Hacienda. Simplemente te vas de vacaciones a casa de alguien que a su vez va a la tuya. Los dos salís ganando. Y los vecinos también. Porque no me negarán que cuando dejas tu casa a cambio de otra ya demuestras muchas cualidades. Eres una persona generosa, abierta de mente, respetuosa y confiada. No vas a ir a la casa de otro a hacer lo que no quieres que hagan en la tuya.

El impacto del turismo de masas es enorme. Va en contra del pequeño comercio y distorsiona el precio de las viviendas de compra y alquiler. Pues eso. Mientras sigamos alimentando mafias, comprando bolsos en el 'top manta' o llamando a un 'glover' para que nos traiga la merienda, el mundo no va cambiar. Si llamamos a la Policía cuando nos pegan y ellos no pueden hacer nada porque el agresor es el que está protegido por la ley, no solamente el mundo no va a cambiar, sino que irá a peor. No estamos seguros, las cosas como son. Tendremos una ciudad estupenda y libre de CO2, pero no podremos vivir en ella. Nos está quedando una Barcelona bonita, bonita.