Pedro Sánchez no tiene fans

El líder socialista siempre está solo, pero el aislamiento enriquecido por la ambición sintetiza un excelente combustible para alimentar una carrera política

undefined51362882 handout   13 december 2019  belgium  brussels  spanish prime191213202515

undefined51362882 handout 13 december 2019 belgium brussels spanish prime191213202515 / periodico

Matías Vallés

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Me he cruzado con votantes de Pedro Sánchez, porque no siempre pueden evitarse las malas compañías, pero nunca he conocido a un seguidor de Pedro Sánchez. El santoral socialista se agota en González Rubalcaba, no hay fans del presidente que llena los ruedos electorales de un público que logicamente acude a verle, pero sin intención de aplaudirle y con el deseo secreto de que se lleve una cornada. Sirva de ejemplo el pragmatismo emocional de los militantes socialistas que acudieron a Ferraz, con motivo de las dos victorias de su líder en un año. No pretendían aclamarle, sino vigilarle, estrechar los límites de su capacidad de maniobra. Para el PSOE no es el mejor, sino que no tienen nada mejor.

Zapatero admite connotaciones admirativas, pero “clon de Zapatero” es un insulto, que condujo al martirio a su destinatario. A Sánchez jamás se le reconoce un mérito, una reacción extraña hacia un hombre rematadamente guapo según su propia definición y con mandíbula de Supermán. Este solista atrae menos fans que el percusionista de la banda. La indiferencia generalizada permite felicitarlo por haber forjado el pacto más inverosímil de la historia reciente en un ambiente diabólico, desde la tranquilidad de no escandalizar por la pérdida de neutralidad de esta valoración, dado que nadie va a creérsela. Y sin embargo, solo tiene a derecho a menospreciar al presidente quien predijera en el turbulento 2017 que Sánchez multiplicaría los acuerdos con ERC, tras apadrinar el 155 y exigir esos mismos meses de cárcel para Junqueras. Todo ello sin levantar pasiones.

La única persona sospechosa hoy de ser un fan de Sánchez es Pablo Iglesias. Apostar a lo peor en política siempre garantiza un premio, por lo que no cabe descartar que los socios acaben casi tan peleados como Soraya Sáenz de Santamaría Dolores de Cospedal en un reciente ejecutivo ejemplar. Sánchez siempre está solo, pero el aislamiento enriquecido por la ambición sintetiza un excelente combustible para alimentar una carrera política.