Opinión | Editorial

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Patinetes y seguridad vial

Los usuarios deben ser conscientes de que utilizan un vehículo sujeto a las normas de tráfico

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zentauroepp50332213 bcn patinetes191010165116 / Manu Mitru

En 2015, el Ayuntamiento de Barcelona detectó «la gran proliferación de vehículos de movilidad personal» y advirtió de «una situación de mala convivencia en determinadas zonas de la ciudad». Fue el paso previo para desarrollar una modificación de la ordenanza de circulación que se implantó en 2017 con la finalidad de «fomentar una movilidad sostenible y segura». La ordenanza establece como criterio general la prioridad de los peatones, con estrictas medidas relacionadas con la velocidad, la prohibición de circular por la acera y la utilización de los carriles bici en aceras o calzadas. Aunque el objetivo de esta ordenación municipal del tránsito fue una gran variedad de dispositivos, ha sido finalmente el patinete eléctrico, en pleno auge desde el 2018, el modo de movilidad más afectado por esta normativa.

Desde entonces, y como consecuencia de la facilidad en su manejo y de la comodidad que representan para el usuario, han proliferado de manera notable y su presencia en las calles se ha convertido en un notable problema de seguridad. La reciente encuesta del Ayuntamiento sobre las preocupaciones de los barceloneses, sitúa a la circulación en tercer lugar, y el fenómeno de los patinetes no es en nada ajeno a esta percepción. En Barcelona se produce cada día, de media, un accidente en el que están involucrados patinetes eléctricos. Ya sea por la impericia de los conductores, por el exceso de velocidad o por la falta de conciencia de estar al mando de un vehículo potencialmente peligroso que interviene no solo en el tráfico sino en la vida del ciudadano de a pie.

Ante estos datos, Albert Batlle, teniente de alcalde de Seguridad, ha advertido de la necesidad de exigir matrícula y seguro a los patinetes, una demanda que va más allá de las atribuciones municipales y que debe ser regulada por la Dirección General de Tráfico. Se trata de un vacío legal que debe afrontarse de manera inmediata. Aunque desde la DGT se anuncia la inminencia de la entrada en vigor de una nueva normativa, esta nunca acaba de llegar. Y parece ser que no se contemplará ni la matriculación ni el seguro, al menos en los más populares (con velocidades de hasta 25 km/h). No podrán circular por las aceras y deberán atenerse a las sanciones previstas para otro tipo de vehículos, como en los casos de uso del móvil o conducción bajo los efectos de drogas o alcohol, y tendrán que contar con un certificado de circulación.

Conviene que las administraciones lleguen cuanto antes a puntos de acuerdo (como un límite de edad para manejar los patinetes, por ejemplo), ya que la normativa municipal depende en buena parte de la regulación estatal, pero es en las grandes ciudades donde el problema es más acuciante. La prioridad debe ser la seguridad vial, tanto en lo que respecta a los propios usuarios de los patinetes como a la población en general. Los beneficios que reportan estos vehículos (principalmente de movilidad y ausencia de emisiones en el entorno urbano) no deben hacernos olvidar que su uso cada día más extendido genera también situaciones negativas que deben resolverse con una legislación y una inspección más contundentes.