Abusos en la Iglesia
Dios y la represión sexual
¿Qué tiene que ver Dios, todo amor, todo espíritu y, a la vez, todo humanidad, con una ofrenda de pura represión como el celibato de los sacerdotes?
Sílvia Cóppulo
Periodista y psicóloga.
Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación. Profesora de Comunicación en la Universitat de Barcelona
Sílvia Cóppulo
Que Dios me perdone, pero ¿qué tiene que ver Dios con la represión sexual? El abad de Montserrat, Josep Maria Soler, ha pedido perdón por los abusos sexuales que durante décadas se han producido en el monasterio y, sobre todo, por encubrirlos. Catorce menores agredidos por dos monjes. En el caso del religioso de quien se conoce el nombre y el apellido, Andreu Soler, en Montserrat lo han calificado con palabras gruesas: dicen que fue un “depredador sexual”, que había llegado a actuar con violencia. El monje pederasta Soler, que murió en el 2008 -siempre es más fácil hablar de los muertos- abusó de los chicos durante 30 años. Ahora asegura el padre abad tendrán un o una defensora del menor y que seguirán un protocolo y bla, bla, bla… para poder vigilar que en el monasterio no se abuse de las criaturas, los 'boy scouts' o los novicios.
Añade Josep Maria Soler que no hay relación ninguna entre los casos de pederastia dentro de la jerarquía de la Iglesia católica, masculina por supuesto, con el voto de castidad. Sino que es en el seno de las familias y en las entidades deportivas donde más casos se dan. Y te preguntas entonces si está refiriéndose a términos absolutos o porcentuales… da lo mismo. Claro que el abad de alguna manera cede al afirmar que, a partir del sínodo para la Amazonia, se plantearán que en algunas circunstancias se pueda ordenar sacerdotes a hombres casados (como en la Iglesia oriental). Al fin y al cabo, San Pedro tenía suegra, dice el abad. Pero, que por lo que se refiere a los religiosos, la consagración a Dios no tendría sentido si no existiera el celibato, porque ellos ofrecen su abstinencia genital (que yo llamaría represión sexual) a Dios.
Con sinceridad, no llego a entenderlo. ¿Qué tiene que ver Dios, todo amor, todo espíritu y, a la vez, todo humanidad, con una ofrenda de pura represión? Me parece un artificio, un absurdo en el mejor de los casos, una especie de sacrifico pagano, pura aberración. Lo decía al principio, que Dios me perdone y ya me gustaría poderle preguntar a Dios qué opina.
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