Turismo en España
El turismo es un gran invento
La masificación en grandes urbes deberá ir a la baja en favor de ciudades medianas y personalidad arraigada, que ofrezcan al visitante una experiencia intensa y personalizada
Jordi Alberich
Economista
Jordi Alberich
Mediada la temporada, es buen momento para hacer balance de lo que está resultando el año turístico. Los datos de finales de junio y las sensaciones del mes de julio, señalan que cerraremos el año con una consolidación del turismo urbano y una muy leve tendencia a la baja del turismo de sol y playaturismo urbano, especialmente en Baleares y Canarias. Un escenario razonable, pues no podían esperarse crecimientos al ritmo de los últimos años, en que hemos contado con visitantes prestados por la dramática situación vivida en países competidores directos, especialmente del norte de África.
Así, en la última década el turismo se ha afianzado como la gran industria del país. Un periodo en que la costa ha podido absorber la avalancha de visitantes, a la vez que nuestras grandes ciudades se han consolidado como receptores de turistas. Un balance excelente al que, más allá de las horas de sol o los kilómetros de playa, han contribuido factores como las infraestructuras viarias, portuarias y aeroportuarias; la seguridad ciudadana; la sanidad; o la propia modernización de la oferta hotelera. Pese a los ajustes que ha conllevado la crisis, es difícil encontrar otro destino turístico masivo con la calidad de nuestros servicios públicos.
Además, salimos de este período con tres grandes logros: la consolidación del turismo urbano, la conformación de grandes empresas, y el convencimiento compartido de que estamos ante cambios notables. Tres elementos que, junto a los señalados anteriormente, deben favorecer el tránsito hacia ese nuevo modelo cuyo eje fundamental será la sostenibilidad. Entendida ésta en su sentido más amplio, desde la medioambiental a aquella que permite la convivencia del turista con el ciudadano local.
Nuevo modelo de turismo
Entre esos cambios, habrá que apostar decididamente por el turismo de largo recorrido. Aquel que, de procedencias lejanas y elevada capacidad adquisitiva, se da durante todo el año y aprecia nuestra gastronomía, cultura o modo de vida. A su vez, la masificación en grandes urbes deberá ir a la baja en favor de ciudades medianas y personalidad arraigada, que ofrezcan al visitante una experiencia intensa y personalizada.
Disponemos de todos los activos para, sin dejar de recibir a muchos millones de personas, transitar hacia ese nuevo modelo. La clave radica, como casi siempre, en una buena política pública que, además, exige de una buena coordinación entre los diversos niveles de la administración, pues todos ellos inciden directamente en el turismo.
Pese a ser un sector estable y generador de riqueza, en España siempre hemos considerado el turismo como una actividad menor. Un estigma que viene del contexto en que empezó a desarrollarse, el de una España atrasada y cerrada que se entregaba servilmente al turismo procedente de países mucho más avanzados. Un escenario que caricaturizó como nadie Paco Martínez Soria en los años 60 con su película “El turismo es un gran invento”. Más de medio siglo después sigue siendo, y ahora no es parodia, un gran invento.
"Economista.
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