Dos miradas

Cuidarnos

Hemos cuidado muy poco de nuestra democracia. Ese maltrato no se queda flotando en el cielo de las instituciones, gotea como lluvia fina hasta ir calándonos

Protestas contra Colau en la plaza de Sant Jaume.

Protestas contra Colau en la plaza de Sant Jaume. / REUTERS / ALBERT GEA

Emma Riverola

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La plaza de Sant Jaume se convierte en el vertedero de todos los insultos en la reelección de Ada Colau. Ante las críticas a tal reacción, las redes se pueblan de imágenes de las cargas brutales de la policía durante el 1-O. Inés Arrimadas habla del sufrimiento padecido por la gente de Cs en Catalunya para arremeter contra Manuel Valls: “Nos hemos partido la cara, hemos sufrido amenazas de muerte, agresiones, persecuciones...”.

En su despedida como alcaldesa, Manuela Carmena (España es hoy un poco peor sin ella en política) anima a “cuidar la democracia como cuidamos los afectos, las amistades, los amores y también las instituciones, que es la estructura de paz que permite la vida social, nuestras ilusiones y el desarrollo personal". Estos últimos años hemos cuidado muy poco de nuestra democracia. Desde el PP desoyendo sus principios hasta el ‘procés’ adulterándola. Ese maltrato no se queda flotando en el cielo de las instituciones, gotea como lluvia fina hasta ir calándonos a cada uno de nosotros. Nos hemos cuidado muy poco. Y han llegado el desamparo y la incomprensión. La crispación, la violencia larvada, ya está aquí.