LA CLAVE

Girona, ¿capital de la república?

Como Torra no suele hablar a humo de pajas, cabe preguntarse qué planes tiene el independentismo para Barcelona si no logra convertirla en el gran ariete del 'procés'

quim torra  Carles Puigdemont

quim torra Carles Puigdemont / periodico

ENRIC HERNÀNDEZ

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Al 'president' de la Generalitat hay que escucharle cuando habla. Quim Torra fue censurado en el aniversario del 1-O por animar a los CDR a "apretar", y bien que lo hicieron en los meses posteriores, causando no pocos incidentes. Se le afeó que respaldara a los alborotadores y no a los Mossos tras las algaradas del Día de la Constitución, pero los mandos por él señalados acabaron siendo destituidos. Los dirigentes de ERC se desmarcaron del prematuro veto del 'president' a los presupuestos de Pedro Sánchez... y fueron los primeros en presentar la enmienda a totalidad en el Congreso que abocó al país a un adelanto electoral. Y, aunque sus socios refunfuñaron cuando puso en marcha una insólita 'guardia presidencial', la recluta sigue su curso. Con Torra, ni media broma.

Así pues, conviene tomarse en serio sus palabras acerca de la capitalidad de Catalunya. A su juicio, en los últimos años "Barcelona ha abdicado de ser la capital", mientras que Girona "se ha mantenido al lado del país y de las instituciones catalanas". "Girona", sentencia, "ha tenido que ejercer la capitalidad del país."

CAPITAL LEALISTA

Se dirá que la reflexión era solo una hipérbole de campaña, un dardo electoral para la alcaldesa Ada Colau al tiempo que un elogio desmesurado para su homóloga gerundense, discípula y sucesora de Carles Puigdemont. Pero, como demuestran los antecedentes citados, Torra no suele hablar a humo de pajas, así que quién sabe si algún cráneo privilegiado se está planteando seriamente, aquí o en el extranjero, que Girona acabe siendo la capital lealista --frente a la Barcelona disidente-- de esa república catalana que quizá aún no exista de veras, como exclamó un mosso luego represaliado por su sinceridad, pero que sigue muy vívida en algunas mentes.

Prueba de ello es que, pese a la supuesta división del independentismo entre pragmáticos e irredentistas, lo cierto es que los alcaldables Ernest Maragall (ERC), Elsa Artadi (JxCat), Anna Saliente (CUP) Jordi Graupera apuestan por convertir a Barcelona en el gran ariete del proyecto rupturista frustrado tras el 1-O. Quizá lo logren. Si no, siempre les quedará Girona.