Análisis
El pescado está vendido
La formación del Gobierno dependerá de los resultados que dejen las elecciones del 26-M
Falta una semana para las elecciones locales y europeas, pero tengo la impresión de que el pescado está vendido. Al hartazgo de la gente se une el propio cansancio de los políticos, incapaces de ofrecer algo más que la banal repetición del argumentario que arrastran desde las generales, con alguna que otra salida de pata de banco, habitual en los candidatos más bocachanclas. La campaña está muy descafeinada y se corre el riesgo perder votantes por el camino, lo que sería grave, en especial en las plazas más complicadas, Madrid y Barcelona, donde los sondeos arrojan un empate técnico y las fuerzas política se la juegan por un puñado de votos.
Las elecciones del 26-M son muy importantes, está en juego prácticamente toda la representación política de nuestro entorno más cercano y la gestión de nuestro día a día, también ser el apoyo o el contrapoder al gobierno del Estado, así que los candidatos están empeñados en convertir estas elecciones en una segunda vuelta de las generales o en moneda de cambio para la futura gobernabilidad del país. Lo hemos visto la semana pasada de forma explícita con el veto en el Parlament a la designación de Miquel Iceta como senador y lo veremos la próxima semana con la constitución del Congreso y el Senado y la que será la imagen de mayor impacto, la presencia de los procesados del 1-O recogiendo sus actas de diputados.
Dicen que las elecciones no se ganan, se pierden y desde la semana pasada algunos ya las han perdido, sea cual sea el resultado final. La votación en el Parlament contra Iceta, ha sido el ejemplo paradigmático de lo que nos espera en la próxima legislatura. ERC haciendo valer su representación parlamentaria para retar al gobierno de Sánchez y marcar paquete ante los independentistas de Puigdemont. Los exconvergentes intentando no perder su musculatura social. PP y Cs usando la pinza con los independentistas para cercar al PSOE, mientras agitan la teoría de la conspiración de que el Gobierno sigue vendido a los Torra de turno, y Sánchez subiendo a la red para responder, como ha hecho nombrando a dos socialistas catalanes para presidir Congreso y Senado en la típica estrategia de “¿No quieres caldo? Pues toma dos tazas”. Dice Rufían que lo de Iceta ha sido un chubasco, pero a mí me parece que la definición que mejor se ajusta es la de precipitación y con la previsión de que seguirá lloviendo.
La semana próxima se constituirán las cámaras pero la formación de gobierno dependerá en parte del baile de pactos que dejarán los resultados del domingo. En los últimos días se han hecho algunos movimientos significativos. El primero, el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos para constituir la mesa del Congreso con mayoría de izquierdas por primera vez en 30 años y sin nacionalistas catalanes ni vascos. El segundo, la abierta insinuación de José Luis Ábalos a que Cs se abstenga en la investidura de Sánchez para librarlos de los independentistas “por el bien de España”. Falta una semana, pero el pescado está vendido. Hoy no se fía y mañana ya veremos.
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