Elecciones europeas

Puigdemont, 'again'

Que el 'expresident' sea candidato forma parte de la táctica a corto plazo. Política. Por eso a sus detractores les saca de quicio

Puigdemont, el pasado 18 de febrero, en una conferencia en Bruselas.

Puigdemont, el pasado 18 de febrero, en una conferencia en Bruselas. / FRANCISCO SECO

Sílvia Cóppulo

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Una vez más, el expresidente Carles Puigdemont se sitúa en el centro del tablero del 26-M. Jaque al Estado con el anuncio de encabezar la lista de JxCat en el Parlamento europeo. Golpe de efecto para dar la vuelta a las encuestas y… discusiones jurídicas sobre la necesidad imperiosa de recoger físicamente el acta ante la Junta Electoral Central (JEC) con sede en el Congreso de los Diputados, y a jurar o prometer la Constitución. Y la inmunidad parlamentaria, ¿cuándo la otorga la Eurocámara? No cabe duda de que Puigdemont puede ser candidato.  Distinto es que lo veamos sentado en su escaño en Bruselas o Estrasburgo. Y lo más probable es que el Tribunal de Justicia de la UE sea quien acabe tomando las decisiones más relevantes en este asunto.

¿Entiende su votante que Puigdemont vuelva a llevar al Estado a la picota precisamente cuando se está realizando el juicio al 'procés'? La respuesta es sí. Al fin y al cabo, la estrategia de marcharse al extranjero ha puesto en evidencia la poca solidez de las acusaciones del Estado. El juez Llarena no tuvo más remedio que tragarse las euroórdenes de detención de Carles Puigdemont después que la justicia no encontrara indicios de los graves delitos que lo hubieran llevado a la cárcel al poner un pie en territorio español.

¿Qué sentido tiene la candidatura de Puigdemont? Más allá de disputar la hegemonía de JxC con Esquerra, una vez que el partido de Junqueras rechazara la candidatura conjunta, pone en evidencia una vez más la situación de los independentistas en el exilio y en la cárcel, presiona a las instituciones españolas y europeas y deja claro ante su electorado que el hombre de Amer continúa ejerciendo el liderazgo. Otro tema es que no sea nada claro qué pueden hacer en las instituciones Puigdemont, Forn, Romeva, Sánchez o el mismo Oriol Junqueras, que encabezan listas al Congreso, el Senado o al Ayuntamiento.  Son candidaturas simbólicas, ya que los líderes independentistas pueden ser inhabilitados por sentencia judicial.

Mientras seguimos el serial entre la JEC y el Govern a propósito de la orden de retirar los lazos amarillos de los edificios públicos por considerarlos propaganda política, empantanados en un juicio (¿político?), que Puigdemont sea candidato forma parte de la táctica a corto plazo. Política. Por eso a sus detractores les saca de quicio.