Dos miradas

Turull y Pau Casals

El argumento de Turull sobre el carácter intrínsecamente pacífico de Catalunya es absurdo e ignorante respecto a nuestra historia

Declaración del ex conseller de Presidencia Jordi Turull en el juicio

Declaración del ex conseller de Presidencia Jordi Turull en el juicio / periodico

Emma Riverola

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“Somos el país de Pau Casals”, afirmó Jordi Turull ante el Tribunal Supremo para reivindicar el carácter intrínsecamente pacífico de Catalunya. El argumento da grima. ¿Afirma Turull que hay pueblos elegidos por el dios de la paz y otros tocados por el aliento belicoso de Marte? Si es así, ¿cómo se transmite el pacifismo? ¿Emerge de la tierra e impregna a sus habitantes o está impreso en los genes? Absurdo, insultante a la inteligencia e ignorante respecto a nuestra historia, también la más próxima. Él, el hombre que vive en un paraíso de paz, fue un testigo clave durante el juicio por la protesta del 15-M ‘Aturem el Parlament’ acusando a los indignados (¿serían todos forasteros?) de intentar dar un “golpe de estado” y de provocar “un festín” de violencia. El Supremo condenó a ocho procesados a tres años de prisión.

Turull trata de argumentar que no hubo violencia en las filas independentistas. Y no, no la hubo. La acusación de rebelión está tan fuera de lugar como el supremacismo de su respuesta. Las calles de Catalunya estaban impactadas, disgustadas o ilusionadas, pero nunca exudaron violencia. No al menos la violencia que juzga ese tribunal. Otra cosa es la que ejercen los privilegiados sobre los ciudadanos. La de aquella Convergència, el partido de Turull desde la juventud, puesta al servicio de la corrupción y de los recortes que robaron el bienestar a tantos. Precisamente por esto protestaban los indignados.