ANÁLISIS

Malcom y la luz en el valle de sombra

El brasileño transmite un humilde inconformismo, se autoexige sin exigir y no reprocha ni contamina pese a tantos partidos en la grada

Malcom tras anotar el gol ante el Inter.

Malcom tras anotar el gol ante el Inter. / periodico

Albert Guasch

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El inicio de Malcom no dista excesivamente de otros grandes futbolistas que han pasado a lo largo de los años por el Barça. Puede haberse sentido frustrado, incomprendido y hasta desanimado, pero raramente se forjan historias de éxito en el club azulgrana sin transitar en algún momento por “el valle de sombra”, según el salmo que el espiritual jugador recitó hace poco en Instagram para proyectar fe en sus opciones.

La paciencia es el concepto que repite y le repiten. “Todos mis compañeros me animan, me ayudan y me dicen que tenga paciencia, que no deje de luchar”, explicó este jueves en una cándida entrevista en ‘Tot Costa’ de Catalunya Ràdio.

La paciencia, si es larga, conviene regarla, y el gol que anotó en Milán lubricará su ánimo. Solo tiene 21 años, pero costó 41 millones. Demasiado dinero para mantenerle en el olvido; demasiado joven para forzar su inclusión en el equipo titular. Bastaría en estos momentos que el tanto de la emoción le sirviera de punto de inflexión. Para salir del ostracismo, para participar más, para no bajar los brazos. Juego se le ve.

Buen chico

Dicen en el vestuario azulgrana que es un buen chico. Se acompaña sobre todo de los brasileños de la plantilla. Y ha caído bien en general. Se percibió en la forma en que fue felicitado por todos tras el gol al Inter. No es de extrañar después de oírle.

Ciertamente daban ganas de abrazarle. Transmite un humilde inconformismo, se autoexige sin exigir “un espacio” en el equipo, no reprocha ni contamina pese a tantos partidos en la grada y se muestra determinado a aprender. “Luchando voy a construir mi historia en el Barça”, dijo con tierna grandilocuencia.

Se intuye que puede ser muy útil, que desatascará más partidos en un corto futuro, pero dependerá de su evolución y de cómo se comporte la competencia interna. Si Malcom costó mucho dinero, Dembélé aún más. Se le ha hecho algo de luz en el valle de sombra, pero aún necesitará de las reservas de paciencia, líquido vital para el éxito de largo recorrido en el Barça.