Opinión | EDITORIAL

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El fin de la Zona Hermética

Con el cierre de Park Paladium se da carpetazo casi definitivo a lo que en su día fue uno de los mayores recintos lúdicos de Catalunya

Un actor del 'Força Barça' con la careta del Jordi Cruyff regala carpetas de la disco Paladium en el sexto aniversario del local, en 1999.

Un actor del 'Força Barça' con la careta del Jordi Cruyff regala carpetas de la disco Paladium en el sexto aniversario del local, en 1999.

Con el cierre de Park Paladium, este sábado, se da carpetazo casi definitivo (solo quedarán en pie dos pequeños locales y un pub) a lo que en su día fue uno de los mayores recintos lúdicos y musicales de Catalunya, la famosa Zona Hermética de Sabadell, con discotecas de tanto renombre como la misma Park Paladium, A-18 o Nyap Buf. El enclave, ideado en los años 90 cuando el alcalde era Antoni Farrés, se creó con el objetivo de facilitar a los jóvenes sabadellenses la posibilidad de disfrutar del ocio nocturno sin tener que desplazarse fuera de la ciudad, con una amplia variedad de registros que, en los tiempos iniciales, no solo no se interferían sino que se potenciaban mutuamente sin especiales incidentes a remarcar.

Con los años, sin embargo, la idea murió de éxito. Llegaron a concentrarse diariamente más de 12.000 personas porque la Zona fue un poderoso centro de atracción. El ruido, las peleas, los desperfectos, el deterioro de la convivencia, se sucedieron (como ocurrió también en zonas similares de L’Hospitalet o Cornellà) y llegaron las protestas de los vecinos, hasta que en el 2016, una decisión del Ayuntamiento fue el principio del fin. El cierre de locales ha culminado este sábado, no sin las críticas de los empresarios por la falta de un plan municipal para reformular la situación. La seguridad es básica, pero también el derecho a un ocio nocturno en paz, evitando que se convierta en un nido de reyertas o en un gueto social.