EL OCASO DE UNA ERA

La Zona Hermética de Sabadell es historia

Un actor del 'Força Barça' con la careta del Jordi Cruyff regala carpetas de la disco Paladium en el sexto aniversario del local, en 1999.

Un actor del 'Força Barça' con la careta del Jordi Cruyff regala carpetas de la disco Paladium en el sexto aniversario del local, en 1999.

Albert Segura

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El final ha llegado y muchos no logran entender por qué. Park Paladium, la mítica discoteca de la Zona Hermética de Sabadell y uno de los grandes artífices del funcionamiento de esta zona de ocio del Vallès Occidental, dice adiós este sábado después de 25 años de actividad ininterrumpida. Una orden judicial pone fin a su recorrido y con él a un capítulo de la historia de la capital comarcal.

La Zona Hermética se creó a principios de los años 90, cuando el entonces alcalde, Antoni Farrés, ideó un espacio apartado del núcleo urbano de la ciudad donde los jóvenes sabadellenses pudiesen gozar de una amplia propuesta centrada en el ocio nocturno. Bautizada así por su proximidad con la empresa Unidad Hermética, concentró un elevado grupo de empresas vinculadas con el sector, todas ellas con raíz sabadellense.

"Al principio, la intención de los empresarios que abrieron locales era muy buena. De acuerdo con el ayuntamiento, querían crear un espacio donde todos los grupos de personas tuvieran cabida", explica Jordi Torrejón, que regentó varias discotecas de la zona, entre ellas la clásica A-18. "Todos ellos eran serios, y cada uno marcaba sus pautas. Por ejemplo, a Park Paladium iban los clientes con mayor poder adquisitivo, como en Nyap Buf; en la A-18 venía gente de todo tipo, pero tenían en común que no había follones", relata Torrejón.

Traspasó fronteras

Poco a poco, el nombre de la Zona Hermética empezó a resonar con fuerza más allá de Sabadell. El emplazamiento que se había creado para dar respuesta a las necesidades de los jóvenes sabadellenses se convirtió en un polo de atracción de ciudades vecinas como Terrassa, Sant Cugat del Vallès, llegando a recibir visitantes de Granollers y hasta Barcelona. De todas las comarcas vecinas.

"La gente venía porqué se ofrecía un producto diferente, tenías un espacio con tipos de música muy diferente, y en ese momento aún había mucha cultura musical, lo que venía vinculado con una cierta manera de pensar o de vestir; había un ambiente muy chulo", explica Marta Salmons, que fue camarera en las salas Nexus y Risk durante los años 90. El espacio incipiente de discotecas se retroalimentaba de locales en otras zonas de la ciudad, como la salas Piú y Concor, dos tótems de la noche sabadellense.

Ruta en autocar

Así, la estación de Renfe de Sabadell Sud empezó a ser punto obligado del peregrinaje de muchos barceloneses y vecinos de otras localidades, convirtiendo el camino desde la parada hasta la zona de discotecas en un río constante de gente desde primera hora de la tarde, cuando abrían los primeros locales. Algunas discotecas contaban hasta con un autocar propio que recogía gratuitamente a los chavales en puntos como Cerdanyola o la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), donde residía buena parte de su clientela en la Vila Universitària, y los llevaba a Sabadell y los devolvía después a casa.

En la época dorada se llegaban a congregar más de 12.000 personas llegadas de muy diversos puntos 

Muchos jóvenes accedían en horario de tarde a las discotecas donde no se les podía servir alcohol y donde solo se accedía con un DNI que certificase que se tenía más de 16 años. Pero hecha la ley, hecha la trampa, y eran muchos los chavales que con 14 años se presentaban ante los porteros con documentos fotocopiados y con las fechas alteradas para poder acceder a ese espacio prohibido. Algunos (bastantes) hasta lo lograban.

Y el éxito fue en aumento. A primera hora de la noche, las discotecas cerraban puertas, se adecentaba el interior y se reabría, entonces ya solo para mayores de edad, donde tenían acceso a toda la barra sin otra limitación que el precio de los combinados. "Cuando cerrábamos la discoteca, a las once de la noche nos poníamos a limpiar, y a la medianoche salía para cenar alguna cosa: las calles iban llenas, bajaban multitudes de personas por todas partes, había un colapso de tráfico enorme", explica Torrejón.

Controles policiales

Tal era la afluencia que entrar un sábado por la noche a Sabadell por la salida centro de la C-58, entonces A-18, era toda una odisea, ya no solo por la cantidad de vehículos que se atascaban en la entrada de la ciudad, también por los controles policiales y de alcoholemia que se practicaban a los conductores. Pese a contar con más de 40 establecimientos abiertos a pleno rendimiento, las colas en los accesos eran habituales en los principales locales del área.

"Recuerdo las grandes fiestas que celebrábamos, sobre todo los aniversarios de la discoteca, venía mucha gente de todas partes, la sala estaba llena, y contábamos con personajes relevantes del momento, como los actores del programa 'Força Barça', de Alfonso Arús, que imitaban a futbolistas del Barcelona, o Javier Cárdenas", recuerda Joan Cosp, propietario de Park Paladium. "También acogíamos conciertos de primer nivel: aquí han actuado grupos como Sau, Sopa de Cabra o Milk Inc.", añade Cosp.

El éxito llevó el ruido, las peleas, los desperfectos y, ello, la protesta de los residentes

Pero a mayor afluencia de personas, mayor riesgo. La gran atracción que suponía el conjunto de discotecas trajo a las calles de la Zona Hermética a unas 12.000 personas cada noche, lo que convertía el espacio en un auténtico hormiguero. "Con tanta gente era normal que acabase pasando algo, alguna pelea, pero es lo habitual cuando concentras a un volumen tan grande de personas en un espacio, por muy amplio que este sea", apunta Torrejón.

El principio del fin: las quejas vecinales

Los vecinos de las viviendas más cercanas, en el barrio de Gràcia, empezaron a alzar la voz. Se quejaban de los ruidos, las peleas callejeras, los daños provocados en vehículos aparcados, mobiliario urbano y algún que otro meado en algún portal. Ayuntamiento y operadores acordaron crear espacios de aparcamiento alejados de las casas, así como instalar barreras para evitar el paso de vehículos en las calles residenciales, evitando así que se convirtiera en zona de paso y estancia. "Paladium invirtió más de 10 millones de pesetas en tales mejoras en el año 2000", recuerda Cosp.

Aun así, las voces discordantes acabaron llegando al pleno municipal, que decidió poner fin a la actividad del ocio nocturno en la Zona Hermética en el 2016. Desde entonces, el cierre por orden judicial de locales ha llegado a cuentagotas, hasta el pasado lunes, cuando le tocó recibir el papel a la mítica Park Paladium. Con su cierre, solo quedarán abiertas dos pequeñas discotecas que también tienen otros usos y un pub, dejando en para la historia lo que un día fue la zona de ocio nocturno de mayor impacto de Catalunya.

Una populosa ciudad sin zona de ocio nocturno

Los operadores denuncian que el Ayuntamiento de Sabadell no ha cumplido con lo pactado en el 2016, cuando en el pleno municipal se acordó la celebración de reuniones para redactar un plan de usos del ocio nocturno para la capital vallesana. Transcurridos dos años, los propietarios de las discotecas aseguran que no se ha contado con ellos y que se ha dejado morir lo poco que quedaba de la Zona Hermética sin que se haya planteado una solución para aquellos que querían seguir saliendo de fiesta sin tener que salir de la ciudad.